14 de diciembre de 2011

Informe de la expedición: 2- El proyecto cumbres en familia

El proyecto CUMBRES EN FAMILIA es la idea que los miembros de la familia Pastor-Meseguer llevamos desarrollando desde hace más 20 años. Podemos definirlo como el desarrollo del concepto de que para una pareja, el hecho de tener hijos no es un obstáculo para mantener en activo su afición al montañismo, e que incluso de que no lo es para progresar en esta actividad de una forma muy satisfactoria. En esencia se trata de hacer actividades de montañismo de muy diversa índole, desarrolladas por todos los miembros de la familia, demostrando así que es posible conjuntar a varias generaciones en unos intereses comunes.

Subiendo al Javalambre cuando Berta aún tenía 2 años
Desde el momento en que decidimos tener hijos tuvimos claro que queríamos seguir con nuestra afición y que, si era posible, queríamos transmitirles los valores y la forma de vida que creíamos que entrañaba nuestra adicción al montañismo. La idea central era que la mejor forma de poder seguir practicándolo era que ellos también se aficionaran. Desde el primer momento continuamos con nuestras actividades, aunque fuera de una forma (mínimamente) adaptada a su existencia.

Después de múltiples actividades que nos llevaron a los primeros picos de tres mil metros que subíamos conjuntamente, el proyecto Cumbres en Familia como tal, debe considerarse que surgió en abril de 1997 (entonces nuestros hijos tenían 6 y 11 años), cuando nos propusimos conjuntamente, subir a las montañas más altas de todas las provincias españolas. Ya antes, en 1994, nuestro sobrino Alex había empezado a hacer actividades de montaña con nosotros y formaba parte del grupo como uno más. Las cimas provinciales ocuparon mayoritariamente nuestro tiempo hasta 2003, con hitos significativos de montañismo invernal (Moncayo), de altura (Teide o Aneto), de dificultad (Torre Cerredo o Llambrión) o complejidad (Travesía de Sierra Nevada), y se tradujeron en un libro (llamado también Cumbres en Familia) que se publicó en 2006.

Después de esa primera fase, en el momento actual estamos llevando a cabo un desarrollo en nuestras capacidades montañeras con actividades de mayor entidad, venga ésta dada por la propia dificultad técnica, por los problemas organizativos o simplemente por la altura. El objetivo final es mantener una actividad que nos permita crecer en nuestra vivencia de la montaña, y que esta actividad la llevemos a cabo de forma conjunta todos los miembros de la familia.

Durante una tormenta subiendo a la Coma Pedrosa
En 2004 la salida al Atlas marroquí supuso un paso adelante, con el paso a cordilleras fuera de España y la ascensión a nuestro primer pico de cuatro mil metros. Después vinieron las expediciones a los Andes de Ecuador (nuestros primeros picos de 5 y 6 mil metros, como el Iliniza, el Cotopaxi y el Chimborazo), y al Cáucaso ruso (subiendo al Elbrus, la cumbre más alta de Europa). En este momento se unió un nuevo integrante al grupo: Rober, el novio de Berta, que se adaptó totalmente a nuestra idea. Posteriormente estuvimos nuevamente en los Andes, esta vez en Bolivia (con varios picos de cinco y seis mil metros, incluyendo el Sajama de 6.542 metros, hasta este verano nuestra cima más elevada), los Alpes en dos ocasiones (2007 y 2009), y las montañas de África oriental el año pasado (con un intento al Monte Kenia y la ascensión al Kilimanjaro, que con 5.895 metros es la cumbre más alta a la que hemos subido todos juntos).

Todos los integrantes de la familia en el campamento base del Muztagh Ata
Mientras el tiempo pasa, seguimos demostrando que la idea es viable a base de subir montañas juntos conservando intacta la afición, la ilusión y el deseo de hacer actividades en familia. Este verano hemos dado un paso más en el proyecto, y nos hemos ido todos juntos para intentar subir al Muztagh Ata, una montaña de 7.546 metros en las cordilleras del centro de Asia (en China). Una expedición así ha supuesto un gran reto para llevarla adelante en familia, un paso más en las dificultades de organización y preparación, en la exigencia física y económica, y en los problemas externos para el buen desarrollo de la actividad. Ha sido complejo desde la misma preparación organizativa y física antes de salir de casa, y también lo ha sido su desarrollo sobre el terreno, con su complejidad logística y con el reto de la altura. Y todo ello además con el punto añadido de hacerlo por nuestra cuenta, sin ninguna persona trabajando profesionalmente para hacerlo posible.

Creemos que una expedición de estas características, si bien puede ser considerada hoy en día algo relativamente “normal”, al desarrollarse como la nuestra, integrada exclusivamente por los miembros de una misma familia, al menos es algo relativamente especial. Queremos en este momento transmitir nuestra experiencia para animar a otros a no rendirse ante las dificultades para poder llevar adelante una actividad como ésta dentro del ámbito de la familia.

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