23 de octubre de 2014

Expedición Aconcagua 2014



Continuando con el desarrollo del proyecto CUMBRES EN FAMILIA, este año vamos a intentar la ascensión al Aconcagua. Cumbres en Familia son las salidas de montaña que venimos desarrollando desde hace prácticamente 25 años, en las que hemos llevado a cabo actividades de creciente complejidad, con la característica de que éstas las realizamos con un equipo formado por los miembros de una misma familia: los padres, la hija mayor y su novio, el hijo menor y un sobrino, acompañados ocasionalmente por algunos amigos.

Hace tres años, en 2011, realizamos la que hasta ahora ha sido nuestra mayor ascensión: la cumbre del Muztagh Ata, en China, que con sus 7.546 metros es la mayor altura que hemos alcanzado.

            Han pasado 3 años desde aquella expedición. Han sido tiempos de cambio, y los miembros del grupo han visto modificadas sus circunstancias, lo que nos ha hecho atravesar una tiempo en que las actividades en familia se han visto en cierta medida disminuidas. Alex está encerrado preparando oposiciones, Miguelo continúa sus estudios de música en Barcelona y va a empezar pedagogía, y Berta y Rober, ante la falta de opciones de trabajo en nuestro país, se han vuelto nómadas del mundo: casi un año en Londres, nueve meses por el sudeste asiático y ahora, desde hace un mes en Nueva Zelanda. ¡No podían irse más lejos!

            El resultado es que durante estos tres años la única actividad de mayor entidad que hemos hecho casi todos juntos fue la ascensión al Mont Blanc del año pasado, que tan mal pudo terminar con el accidente de Rober, pero que afortunadamente cabe decir que acabó bien. Los padres estuvimos en  los Alpes Julianos en Eslovenia, dimos la vuelta al Mont Blanc, y fuimos al Nepal y coronamos el Imja Tse. Berta y Rober también tuvieron algunas ascensiones de peso en los Alpes.

Y este año una parte del equipo nos vamos a intentar la ascensión al Aconcagua. Berta y Rober seguirán cabeza abajo por las antípodas, y Alicia sólo nos acompañará hasta el campamento base. Sin embargo se nos incorpora un nuevo miembro, Mar, que ya vino a Bolivia, al Kilimanjaro y al Mont Blanc (esas veces con su hermana Elia).
          

Calendario de la expedición



Las facetas de transporte, permisos y organización logística hasta el campamento base las contrataremos con la misma empresa, Montañas del Mundo, que nos ha ayudado en todas las expediciones previas.

a) Calendario

del 4 al 19 de noviembre, Alicia, Amparo, Mere y Miguel estarán realizando un viaje por los parques nacionales de la Patagonia (Península Valdés, Parque de los Glaciares y Torres del Paine), desplazándose al final a Mendoza
el 18-11-14                 Mar, Alex y Miguelo viajan desde Valencia a Buenos Aires y Mendoza
19-11-14                     Reunión de todo el grupo en Mendoza
19 al 22-11-14           Desplazamiento a Penitentes y Puente del Inca, con marcha hasta el campo base en Plaza de Mulas, pasando dos días para aclimatación en Confluencia
23-11-14                     Plaza de Mulas
24 al 29-11-14            Los que no van a intentar la montaña regresan a Buenos Aires y a España
24-11 al 5-09-14         Aclimatación y ascensión a la montaña
06-12-14                    Campo base – Puente del Inca – Mendoza
07-12-14                    Mendoza – Buenos Aires
08-12-14                    Buenos Aires – Madrid – Valencia

b) Plan de aclimatación y ascensión

23                    Excursión de aclimatación
24                    Primer porteo a campo 1
25                    Segundo porteo a campo 1 y dormir
26                    Exploración de la cara norte (glaciar de los Polacos) con porteo a campo 2 y regreso a campo base
27                    Descanso. Posible excursión al Cerro Catedral
28                    Subir y porteo a campo 1 y dormir
29                    Subir y porteo a campo 2 y dormir
30                    Subir a campo 3 y dormir
1                      Intento a cumbre y regreso a campo 1
2                      Regreso a campamento base
del 3 al 5          Días de reserva

            Si las condiciones de la montaña y nuestro rendimiento nos lo permiten, queremos subir por el Glaciar de los Polacos, cruzando la cara norte en diagonal desde Nido de Cóndores al emplazamiento del campo 2 de los Polacos, para luego seguir subiendo por el glaciar. El mayor problema de este plan es que el descenso en principio lo haríamos por la vía normal, por lo que al menos el campamento 3 deberíamos desmontarlo y subir con el material hasta la cumbre.

Aconcagua




          El Aconcagua, nombre que algunos dicen que significa “el Centinela de Piedra”, con sus 6.960 metros es la montaña más alta de América, la cumbre más elevada del planeta fuera de Asia, y la segunda mayor elevación relativa del detrás del Everest. Se encuentra situada en los Andes entre Argentina y Chile, pero está íntegramente en territorio argentino, en la provincia de Mendoza.

En el Aconcagua hay vías de ascensión por todas sus vertientes. La vía considerada normal recorre la cara noroeste, con el campamento base en Plaza de Mulas, a 4.400 metros. A lo largo de esta ruta se han construido varios refugios a gran altura (Berlín, Plantamura, Libertad, Independencia...) que la montaña se ha encargado de poner en su sitio, y que no son utilizables por encontrarse prácticamente destruidos. El último de este tipo es el refugio Elena, a algo más de 5.900, construido en 2011 por donación de la familia de una alpinista italiana fallecida en 2009 en el descenso, y que al parecer se pretende que se utilice sólo para situaciones de emergencia.


En la vía normal hay sucesivos posibles emplazamientos para campamentos, a 5.080 (Plaza Canadá), 5.200 (Cambio de Pendiente), 5.350 (Nido de Cóndores), 5.770 (Berlín), 5.950 (Cólera), 6.050 (Piedras Blancas, 6.250 (Piedras Negras) o 6.500 (Independencia), que se pueden enlazar según las circunstancias para llevar a cabo la ascensión. Es una ruta batida por el viento y en la que no suele haber nieve, y en la que no hay dificultades técnicas, siendo la altura y el clima los principales obstáculos.

 
La otra vía recorrida con frecuencia es el glaciar de los Polacos, en la cara norte, con campamento base en Plaza Argentina (4.200 metros). Suele subirse instalando campamentos a 4.900 (sobre la morrena) y 5.800 (en la base del glaciar). Desde allí se puede intentar la cumbre en un día o instalar un tercer campamento a 6.400 metros, en la llamada Piedra Bandera. En esta vertiente de la montaña hay diversas variantes para completar el acceso a la cumbre.

También está en la vertiente norte el campamento de Plaza Guanacos, a 3.800 metros, algo más alejado. Existen múltiples posibilidades de combinar los recorridos, pasando desde la vía normal al glaciar de los Polacos o a la inversa.

La cara sur de la montaña es una impresionante pared de más de 3.000 metros de desarrollo vertical por la que discurren muchas vías, todas ellas de altísima dificultad y muchas de elevado compromiso. Su campamento base es la Plaza de Francia, a 4.100 metros. En las caras oeste (desde Plaza de Mulas) y este (desde Plaza Argentina) también hay vías a la cumbre, todas ellas mucho menos frecuentadas y atractivas a priori.

En los alrededores del Aconcagua no hay montañas de gran altura, superando por poco las más elevadas los 5.500 metros (Cerro Bonete, Cerro Catedral, Cerro Cuerno...). Como consecuencia no cabe plantear muchas opciones de subir otras cimas para mejorar la aclimatación.

Al campamento base de Plaza de Mulas se llega desde Puente del Inca, a 2.700 metros, en la carretera que pasa de Argentina a Chile por el túnel de “Cristo Redentor” (también pasa por ese valle el ferrocarril). Se sube por la Quebrada de los Horcones, empezando en el centro de los guardas del parque a 2.850 metros, con una distancia total de unos 30 kilómetros y un desnivel de 1.600 metros. Este recorrido suele hacerse en dos días, con parada en Confluencia, a 3.400 metros, lo que contribuye a la aclimatación. Suele ser habitual incluso pasar dos noches en ese punto intermedio, con una excursión a Plaza de Francia para ver la cara sur de la montaña, también con objetivo de habituar el organismo a la altura.

El Aconcagua por las vías que queremos utilizar no es difícil. La normal no tiene dificultades técnicas y el glaciar es un recorrido de hielo con una pendiente máxima de 50º. Sin embargo es una montaña con relativa mala fama, pues en ella ocurren con cierta frecuencia accidentes. Estos son muchas veces derivados de inexperiencia, errores de planificación y sobre todo de mala aclimatación. La causa más frecuente de accidentes es el agotamiento unido a la patología derivada de la altitud, con el factor derivado de los bruscos empeoramientos del tiempo típicos de la zona. El conjunto de esas circunstancias lleva a pérdidas de ruta por visibilidad reducida o llegada de la noche. De todas formas, las posibilidades de rescate en la actualidad son mayores, con una infraestructura bastante completa y organizada en los campamentos bases y en las rutas más habituales. Probablemente no cabe pedir menos dados los elevadísimos precios de los permisos de ascensión.

El Aconcagua es una cumbre muy frecuentada y como cima más elevada de América del Sur forma parte de las Seven Summits (las montañas más altas de los “siete” continentes). Conocemos otras dos de esas montañas, el Elbrus (Europa) y el Kilimanjaro (Africa), y aunque todas las montañas nos gustan, ambas tienen ingredientes de masificación y de “todo vale” que nos echan para atrás (de hecho Alicia era muy reacia a ir por ello, y en parte ese es el motivo de que no quiera participar en la ascensión). Por todo ello queríamos plantear la ascensión saliéndonos de lo más habitual e ir por el lado norte, para por Plaza Argentina subir por el glaciar de los Polacos. El problema es que ese plan es más caro y exige más tiempo, y ambos temas nos impedían hacerlo. Por ello la idea final es ir al campamento base de la vía normal (Plaza de Mulas) y desde el campo 1 (Nido de Cóndores) cruzar en diagonal hasta la base del glaciar de los Polacos, y completar la ascensión por allí, para bajar por la vía normal. En el caso de que las condiciones de la montaña nos impidieran esa ruta siempre podríamos intentar completar la vía normal.

            Con todo lo dicho sólo cabe añadir que el objetivo de nuestra expedición es alcanzar la cima del Aconcagua, una gran montaña de casi 7.000 metros, otra etapa de nuestra vida montañera y un reto organizativo . Y el objetivo una vez más hacerlo en familia, juntos los padres, los hijos y los adheridos, trabajando codo con codo y disfrutando juntos de una experiencia inolvidable. Y con todo ello esperamos añadir un elemento más a nuestra demostración de que es posible hacer montaña uniendo las distintas generaciones, lo que al fin y al cabo constituye la esencia de nuestro proyecto CUMBRES EN FAMILIA.

            El desarrollo de la expedición lo iremos reflejando en nuestro blog (www.cumbresenfamilia.blogspot.com), que pusimos en marcha con motivo de la expedición al Muztagh Ata en el año 2011, y que ahora volveremos a activar para seguir dando a conocer nuestro proyecto y mantener informados de su desarrollo a aquellos que les pueda interesar.

21 de octubre de 2014

La Ultra Trail Guara Somontano a los 55

La siete de la mañana.


Aún es de noche. En la plaza de Alquézar hay una actividad inusitada. Acabo de despedirme de Miguelo, Alex y Gaby que me han acompañado hasta aquí desde el camping, y acabo de entrar en el "corralito" previo a la salida, después de haber pasado el control del chip. Estoy rodeado de un montón de gente con aspecto curtido, delgados y fibrosos, con olor a reflex, y equipados con un material "técnico" que hasta hace muy poco me era totalmente desconocido. Por los altavoces siguen anunciando la inminente salida y acaba de hablar el alcalde de Alquézar para darnos la bienvenida y desearnos suerte.



Aunque hace algo de fresco, la apretada compañía de otros corredores y los nervios hacen que no lo note... El madrugón, el intento de tomar un desayuno aceptable (apenas he conseguido tomar un poco de leche y un trozo de "tarta energética", como hace Kilian Jornet), el proceso de equiparme, y luego coger la mochila que ya preparé ayer y venir hasta aquí, despedirme y pasar el control. Todo queda atrás. Ha llegado el momento. Tantos meses de preparación y de darle vueltas llegan a su final. Sigue dando miedo pensar en lo que viene a partir de ahora. No creo que esté corriendo ningún riesgo, como me dicen algunos, sé que puedo controlar el esfuerzo y que conozco mis sensaciones para saber interpretarlas.
Ya no pienso en los tiempos de paso por los controles, y apenas me planteo a qué hora volveré a esta plaza, y si lo haré corriendo (andando) o de otra forma. Aunque sigue dándome vueltas la idea de que manteniendo un ritmo mínimo, como los que ya he conseguido en otras carreras, podría llegar mucho antes del cierre de control mañana a las 8, lo que tengo en todo momento en mente es que tengo que economizar fuerzas, que tengo que regular al máximo, que esa es la única forma de que pueda pensar en terminar... Y que eso no es el requisito para llegar con fuerza a la meta, sino simplemente para llegar, aunque sea de cualquier modo.
La cuenta atrás, con unos segundos de vacilación entre llegar al cero y la salida del cohete, y a empezar trotando lentamente por las calles del pueblo. Me adelantan casi todos, pero me da igual, en la semioscuridad de las callejuelas sólo recibo el sonido que me rodea, la música de El Ultimo Mohicano, los gritos de la gente que animan ("¿dónde vais, locos?" grita alguien medio en broma), y las campanas tocando arrebato. El ambiente me producen un cierto nudo en la garganta. Y tras unos minutos, al oscuridad de la montaña, la larga fila de luces a lo largo de la senda y el pequeño círculo de luz en el suelo que deja mi frontal.


Las nueve

Estoy llegano a las pasarelas del Vero. Hasta ahora todo va bien. Me he sentido bastante a gusto, yendo lento, pero avanzando. Voy a tardar bastante más en este tramo que el año pasado, pero me mantengo en ritmo. Continuamente me adelanta gente de la Long que han salido media hora más tarde (ha sido alucinante lo poco que han tardado en alcanzarme los primeros, ¡llevaba menos de una hora!), y de la Trail, que lo han hecho 45 minutos después. Queda ya muy poca gente con el dorsal rojo de la Ultra a mi alrededor. Progreso por las pasarelas bastante despacio, aprovechando para filmar un poco de vídeo y dejo pasar a cualquiera que me alcanza. ¡Que entorno más magnífico! ¡Es tan fácil mantenerse en movimiento en un paisaje así!

Alguien más viene por detrás. ¿Que dice? Que no me agobie, enseguida le dejo pasar. ¡Caramba! Es Miguelo que ya me ha alcanzado. ¡Que bruto! Me ha sacado 45 minutos en apenas 12 kilómetros. Va muy bien, disfrutando a tope ("estoy flipando con el recorrido"). Le dejo pasar y se va a toda velocidad hacia el pueblo por las escaleras del barranco.

Las once cuarenta y cinco


La Viña. Lo que me costó llegar hasta aquí el año pasado, cuando me dijeron que desde Sevil había 6 o 7 kilómetros, y luego había 11 y a la hora de más calor me quedé sin agua. Hace un poco que me ha adelantado el chico que ha cogido el jamón y el tutu de bailarina en Alquézar y que va a hacer este trozo cargado con él, y así se lo quedará como premio.
A partir de aquí el panorama va a cambiar. Terreno que no conozco, y además probablemente me voy a quedar solo, pues casi todos los que andan por aquí llevan el dorsal verde de la Trail, o incluso alguno con el azul de la Long, que llevan 13 kilómetros más recorridos. Y todos ellos se irán a la izquierda, ya de camino a la meta, en sus últimos 10 kilómetros. Y a mi me quedan aún 76, ¡se dice pronto!

Hasta Las Almunias hay 8 kilómetros y sobre el papel parecen bastante fáciles, sin mucho desnivel y siguiendo el Camino Natural del Somontano, relativamente cómodo, hasta entrar en la parte baja del cañón del Balces, y a cruzar el Isuala en el Tranco de las Olas, el punto donde hace unos años Berta y yo terminamos el descenso de los Oscuros, ¡que magnífica jornada fue aquella!
Y desde allí la subida más larga del recorrido, ¡más de 1000 metros de tirón!. Tengo que regular, regular, economizar...

Las tres y media de la tarde


Por fin, allá bajo está Rodellar. Se ha hecho larga esta subida desde el Tranco de las Olas. Mil metros de desnivel, la pista a pleno sol, y tan solo. En casi 18 kilómetros sólo he visto (y adelantado) a otros dos corredores, uno a poco de salir de Viña, y el otro un poco por encima del control del collado de las Almunias. Y he pasado dos crisis de sueño, al salir de Viña y durante la subida hace un rato. Supongo que es he dormido poco esta noche. Espero que no signifiquen nada, y que no sea que el cuerpo se queja ya del esfuerzo y que no va a poder aguantar hasta el final. Sólo es un poco de somnolencia, no debe significar ningún problema...
Y luego ese trozo por la parte alta de la sierra de Balcés. Parecía que no llegaría nunca el momento de bajar, aunque el paisaje era espléndido. Al empezar la bajada he oído y visto un poco por delante a un grupo de 2 ó 3, pero van a la misma marcha y no parece que me acerque a ellos. no es mi objetivo, no vengo a ganar a nadie.
¡Por fin ahí delante Rodellar! El kilómetro 43, ya más de un maratón, a ver si llego en menos de 9 horas. Allí tengo que parar más. Tengo que esforzarme en comer y beber, en los avituallamientos anteriores lo he hecho poco y eso no es bueno. Es importante tomar algo aunque me cueste. Es curioso que a ratos tengo sensación de hambre que controlo bien con algún gel, y que luego al llegar al avituallamiento me cueste tanto comer. También tengo que llamar a Alquézar, a ver cómo les ha ido. Ya deban haber terminado todos, y así les digo cómo voy.
Aquí en este pueblo hay más ambiente, se oye música de la megafonía y hay bastante gente en el control. Otra etapa...

Las siete de la tarde

Fantástico el cañón del Mascún. La formaciones rocosas, la Cuca de Bellostas y las paredes anaranjadas a la luz del sol poniente. Se me acaba el día y me parece que he avanzado menos de lo que esperaba. No me acuerdo si había calculado que se me haría de noche llegando a Letosa o a Las Bellostas. Bueno, da igual, en Letosa llevaré 58 kilómetros y la cosa ya será más llevadera. Hasta el terreno conocido en Sevil sólo quedarán algo más de 20 kilómetros y de allí a la meta será todo más fácil.
 
Antes ha habido un momento con cobertura y han entrado varios mensajes, pero no he podido hablar con Miguelo cuando ha intentado llamarme porque se cortaba. Supongo que les habrán llegado los mensajes de cuando he pasado por Rodellar. Al menos sé que ya han ido terminando todos y sólo falta Fernando, pero que le quedaba poco. Supongo que estarán contentos, han alcanzado el final. Para Alicia y Marian es importante.
En este trozo he visto más corredores, varios que han salido de Rodellar conmigo, el francés que se encontraba mal en la primera subida y que se iba a retirar, el chico que se iba para casa al principio del Mascún, esa pareja que me ha adelantado saliendo del cañón, y los dos chicos de ahí delante que me adelantan en las subidas, pero que paran constantemente y entonces los adelanto yo a ellos. Es bueno ver gente y poder tener ciertas referencias.
Según  el perfil ya no puede faltar mucho. Parece que aún voy a llegar de día, así en el control sacaré el frontal... Después de esta bajada tengo que llegar ya, en aquellas casas de allí delante. El caso es que los ciclistas que me he cruzado en el Mascún me han dicho que antes pasaría por Otín y que allí hay agua, pero no lo he visto. Espero que no sea que esto no es Letosa y que sólo es Otín...
Las casas en ruinas e invadidas por la maleza. ¡Que pena! Ahí está el control, dos forestales del parque con agua... "¿Esto es Letosa? ¡No, es Otín! ¿Y hasta Letosa?".
Cuatro kilómetros aún...

Las ocho de la tarde

En Otín han dicho era subir a la montaña de detrás del pueblo y luego bajar a Letosa, pero este camino no parece querer bajar. 
Que pasada es esto. Que grande, el agujero del abismo del Mascún a la derecha, y el camino sigue por esa pequeña plataforma. Porque está claramente señalizado, porque si no pensaría que no habrá paso. Ahí delante va la pareja que me ha adelantado antes, se ve su luz roja. Pero esta senda no puede bajar, ahí sólo está el precipicio. Tiene que ser más allá, quizás en esa especie de collado. ¡¿Dónde está ese puñetero pueblo?!
¿Y si saco el frontal? No, aún se ve algo y no tengo ganas de parar aquí. Seguir... salir de este sitio... cuanto antes... Es precioso, ¡qué pasada! pero en este momento me da igual, sólo quiero llegar al pueblo. ¿Y si me fuera a dormir al camping? Son más de las ocho, ¿llegaría aún a cenar en Casa Gervasio con todos? Celebraríamos que todos han terminado, yo no, pero ¿qué más da? Pero no me dará tiempo a llegar, esto está muy lejos y la evacuación tardará mucho. Pero podría dormir en la cama... ¡Queda tanto! 44 kilómetros. Pero hasta el cierre de control quedan... 12 horas. ¿A que ritmo puedo ir? No sé, pero son menos de 4 kilómetros por hora, se puede, pero ¡son muchas horas!
Parece que sí que salgo ya del desfiladero. Será por esa ladera de ahí.
El bosque, que oscuro está bajo los árboles, pero no puede faltar mucho, ya sacaré el frontal... Y por detrás se acercan los dos chicos que se han parado en Otín.
El dolor del tobillo que tenía en Viña se me ha olvidado por completo, y se ha pasado. ¡Qué cosas! Y el del hombro prácticamente también. La uña con la que le he dado la patada a la piedra sí que molesta, pero será cuestión de no hacerle caso, se pondrá morada como las otras veces. Y la irritación del culo... No pensarlo...
Ahí delante hay una luz, y se oyen voces. "Hola. ¿Como va?" Letosa, por fín...
Los chicos que me han alcanzado quieren retirarse, pero resulta que aquí no se puede, no hay acceso en coche y tendrán que llegar a Las Bellostas, 7 kilómetros más. Así que yo ni me lo planteo.
Me acerco a la pareja, que han llegado un poco antes y que están comiendo y abrigándose,"Hola, ¿os importa que vaya con vosotros? Es por no ir solo... ahora con la noche... Vale, pues cuando queráis".

Las diez y media de la noche

Tenemos que ir ligeros. Aquí en las Bellostas la hora límite de salida es las once, pero hasta Pedro Buil hay 10 kilómetros y más de 600 metros de subida, al menos dos horas y media, y el límite allí es la una de la madrugada. Vendrá justo.
En el control había varios corredores más, pero no sé si saldrán, no estaban muy convencidos. Voy con Eva y Martín desde Letosa. Son de Madrid. Y ahora se nos ha unido otro chico, que no sé como se llama. Ellos se conocían de haberse visto antes en el camino. Antes de llegar a Las Bellostas aún hemos corrido un rato cuesta abajo, pero ahora el camino pica continuamente hacia arriba y aunque intentamos ir ligeros no está la fiesta para correr. Y pasado el kilómetro 65, cada paso que doy es la distancia más larga que he recorrido nunca.


Allá atrás hay unas luces. Serán las escobas que han dicho que saldrían del control a las once. Van rápido y nos alcanzarán pronto.
Efectivamente son las escobas. Al final se han retirado todos los que estaban en el avituallamiento. Ya somos clara y definitivamente los últimos. Dicen que espabilemos o no llegaremos a tiempo a Pedro Buil.
Alicia. Por fin entra una llamada. "Hola. Todo bien. Avanzando, por el kilómetro 70, más o menos. No voy mal, cansado pero creo que llegaré, aunque supongo que será bastante justo, entre las siete y las ocho. Que Miguelo y Alex vendrán a buscarme, vale, cuando pase por Radiquero les mandaré un mensaje para que calculen a qué hora puedo estar en la meta. Más o menos una hora en ese trozo. ¿Tu estás bien? ¿Has terminado bien? Ya me cuentas. ¿La cena bien? Muy bien, me alegro. Ale, a descansar. Yo voy bien, no te preocupes. Besitos".
¿Y esa luz es el control? Aún está lejos. Y queda sólo media hora. Hay que darse prisa. El otro chico está bastante por delante y Martín ha acelerado. Querrá llegar antes del cierre por si hace falta forzar la cosa si Eva se retrasa. ¡Más rápido! Troto un poco, cuesta, pero así avanzo más. El control ya, al final ha sobrado un cuarto de hora. Aquí están todos contentos de poder echar ya el cierre e irse a casa. Llevan ya muchas horas de plantón en medio del monte...
Dicen que hasta el Mesón de Sévil es más o menos llaneando y luego, eso ya lo sé, prácticamente todo de bajada. Tenemos 7 horas para 26 kilómetros, no debe haber problemas.
¡Ya queda menos! Parece que esto está hecho. Pero hay que seguir...

Las siete de la mañana

Radiquero así mismo se queda atrás. La bajada desde Sévil hasta Viña también se ha hecho larga, todo se hace largo a estas alturas, y aunque que haya 14 kilómetros, lo único que pesa al salir del control es que llevas 83, y 19 hasta la meta ya no es nada. El trozo desde Viña no ha coincidido con lo que recordaba del año pasado. Será la diferencia entre hacerlo con luz y en la oscuridad.
Los chicos del control también tenían ganas de cerrar y terminar. Deben estar allí desde poco más de las diez de la mañana, un montón de horas. Apenas les quedaban cosas para darnos, pero me ha dado igual, no me apetece comer... y voy a llegar de todas formas.
Ahora la subida de la pista y Alquézar. El año pasado me costó bastante, aunque también hacía mucho calor. Eva, Martín y sobre todo el otro chico (sigo sin saber cómo se llama, tengo que preguntárselo), se están yendo por delante. Pero tengo que regular y tomármelo con calma, sólo es cuestión de tiempo y no voy a tener problemas con el cierre de meta.
Los chicos del control, que se han quedado conmigo, dicen que ahí arriba, en la línea eléctrica se termina la subida. Ha sido menos de lo que temía. "Cuidado, por la derecha" Ya no miro ni el camino. Bajada, Eva y Martín echan a correr, que tíos, yo no. No me apetece y al fin y al cabo da igual. Si se van delante, yo ya llegaré. 

Ahora un poco de niebla, pero no hay problema. La ermita y ¡las luces del pueblo! Abajo, pero no mucho. El chico del control dice que él acompaña todos los años a los últimos y que le gusta animarles para que el trozo dentro del pueblo lo hagan corriendo. No te preocupes, lo haremos así, es cuesta bajo y apetece entrar corriendo, aunque sea por "dar imagen".
Eva, Martín y Jose Ramón (se llama así) me están esperando a la entrada del pueblo, ¡qué grandes! Después de casi 12 horas juntos han esperado para completarlo en grupo... La curva a la izquierda para entrar en la recta de meta. Aquí está la mujer de Jose Ramón esperándole. El Ultimo Mohicano... el espiker dice "hace horas que llegaron los más rápidos, ahora llegan lo más fuertes". No sé que dice de Nueva Zelanda... Le doy la mano a Eva para cruzar...
Están Miguelo y Alex, y Marian, María, Fernando, Gaby y Manolo. Me dicen que pase el chip, se me ha olvidado por completo, ¡qué más me da a estas alturas! Ellos, la mujer de Jose Ramón, y los que quedan por la meta de la organización, y quizás algún que otro espectador madrugador, aplauden largamente. Es difícil digerir todas las sensaciones, aunque me controlo con más facilidad de lo que esperaba, ¡no quedan fuerzas ni para emocinarse! Dicen que desde Nueva Zelanda Berta y Rober nos están viendo por Internet, les digo hola, pero no es fácil saber exactamente lo que pasa, todo es un poco confuso.
Miguelo me acerca un móvil, dice que es un mensaje de voz de Berta: "Papa, un besito muy fuerte. Al final la cámara WEB ha fallado un poco y no se estaba acabando de ver, pero bueno, ha molado la intensidad, estamos por aqui mirando mi ordenador y pidiéndoles a los de la organización que pusieran la cámara WEB que en Nueva Zelanda los queríamos ver. Así que nada, ahora a dormir. Un besito"

 










Y como final una cerveza y un plato de macarrones, ¿para desayunar? ¿o cenar? Quien sabe, pero poco a poco va entrando.
Aquí estamos...

19 de octubre de 2014

UTGS Cumbres en Familia


Ultra Trail Guara Somontano 2014

Hace ya dos semanas del día en que participamos en la UltraTrail Guara Somontano (UTGS). Esta es una carrera con tres distancias (Ultra 102 km, Long 50 km y Trail 37 km) que nos fijamos como objetivo de la familia hace ya muchos meses. Alicia, Miguelo y Alex se plantearon correr la prueba de 37 kilómetros y yo la de 102. Además cuando lo organizamos, invitamos a los amigos, y además de para acompañarnos en el fin de semana, Marian y Quique se apuntaron a la Trail y Fernando a la Long Trail.


Para todos era un reto completar el recorrido, pues para todos era la distancia más larga y dura que habíamos intentado nunca. Al acercarse la fecha, quizás sólo Miguelo se sentía relativamente cómodo ante su objetivo en la Trail (si cuando nos apuntamos hubiera sabido cómo iba a estar en este momento, creo que se hubiera animado al menos con la Long Trail).

Para mí intentar recorrer los 102 km y más de seis mil metros de desnivel positivo suponían un reto de primer nivel, con multitud de incógnitas en su desarrollo, en cómo gestionar tantas horas de esfuerzo, la llegada de la noche y continuar en la oscuridad y sin dormir, la alimentación, el material... Pero sobre todo me preocupaba cómo manejaría los momentos psicológicos de bajón, los ratos en que uno se plantea que demonios está haciendo allí. Los otros al menos disponían de mi experiencia y asesoramiento para distancias que yo conozco bien, y además en un recorrido que ya hice el año pasado.


 Al final todo salió bien y todos conseguimos el objetivo.

Miguelo hizo una gran carrera con lo que para nosotros es un gran tiempo, terminando en 4 horas y 46 minutos, el 27 de 157 participantes (18 de su categoría).

Alex terminó muy bien en 6 horas y 28 minutos, pese a una pérdida de la ruta que le hizo desperdiciar más de media hora.

Alicia, con Marian y Quique, terminó los 37 km, todo un reto para ella, en 8 horas y media.

Y mientras tanto Fernando culminó en condiciones relativamente buenas su Long Trail, en 10 horas y 24 minutos.


En cuanto a mi participación en la Ultra Trail, fue todo un éxito conseguir terminarla. Llegué a la meta dentro de un grupo de 4 que formamos en el kilómetro 65, al salir de Las Bellostas a las 10 y media de la noche. Eva, Martín, Jose Ramón y yo nos hicimos compañía durante las largas 9 horas de oscuridad y nos ayudamos mutuamente a llegar al final. Fuimos lo últimos entre los 233 que terminaron (333 inscritos, 55 abandonos), y como tales fuimos recibidos en la meta, en un ritual clásico de la prueba.


Fue un momento muy emocionante llegar  a Alquezar tras 24 horas y casi 28 minutos, escuchando el la megafonía aquello de "Hace horas que llegaron los más rápidos, ahora llegan los más fuertes", oyendo el aplauso de todos los amigos que habían madrugado para esperarme, y enterándome que desde hacía horas Berta y Rober seguían el desarrollo de la prueba desde Nueva Zelanda y que en ese mismo instante estaban conectados y viéndolo todo (en realidad la conexión de imagen se acababa de interumpir y sólo pudieron recibir el sonido).

La experiencia terminaba allí, pero no su recuerdo y sus consecuencias. Nada volverá a ser lo mismo después de ese día, de ese esfuerzo y de los momentos vividos.

Si queréis saber más, en unos días podréis leer la entrada en primera persona ("La Ultra Trail Guara Somontano a los 55") en la que quiero intentar contaros como fueron esas 24 horas y pico desde un punto de vista estrictamente personal. También estoy terminando un video sobre la experiencia, que colgaré cuando aprenda a hacerlo y resuelva los problemas técnicos que me está planteando.