23 de octubre de 2014

Aconcagua




          El Aconcagua, nombre que algunos dicen que significa “el Centinela de Piedra”, con sus 6.960 metros es la montaña más alta de América, la cumbre más elevada del planeta fuera de Asia, y la segunda mayor elevación relativa del detrás del Everest. Se encuentra situada en los Andes entre Argentina y Chile, pero está íntegramente en territorio argentino, en la provincia de Mendoza.

En el Aconcagua hay vías de ascensión por todas sus vertientes. La vía considerada normal recorre la cara noroeste, con el campamento base en Plaza de Mulas, a 4.400 metros. A lo largo de esta ruta se han construido varios refugios a gran altura (Berlín, Plantamura, Libertad, Independencia...) que la montaña se ha encargado de poner en su sitio, y que no son utilizables por encontrarse prácticamente destruidos. El último de este tipo es el refugio Elena, a algo más de 5.900, construido en 2011 por donación de la familia de una alpinista italiana fallecida en 2009 en el descenso, y que al parecer se pretende que se utilice sólo para situaciones de emergencia.


En la vía normal hay sucesivos posibles emplazamientos para campamentos, a 5.080 (Plaza Canadá), 5.200 (Cambio de Pendiente), 5.350 (Nido de Cóndores), 5.770 (Berlín), 5.950 (Cólera), 6.050 (Piedras Blancas, 6.250 (Piedras Negras) o 6.500 (Independencia), que se pueden enlazar según las circunstancias para llevar a cabo la ascensión. Es una ruta batida por el viento y en la que no suele haber nieve, y en la que no hay dificultades técnicas, siendo la altura y el clima los principales obstáculos.

 
La otra vía recorrida con frecuencia es el glaciar de los Polacos, en la cara norte, con campamento base en Plaza Argentina (4.200 metros). Suele subirse instalando campamentos a 4.900 (sobre la morrena) y 5.800 (en la base del glaciar). Desde allí se puede intentar la cumbre en un día o instalar un tercer campamento a 6.400 metros, en la llamada Piedra Bandera. En esta vertiente de la montaña hay diversas variantes para completar el acceso a la cumbre.

También está en la vertiente norte el campamento de Plaza Guanacos, a 3.800 metros, algo más alejado. Existen múltiples posibilidades de combinar los recorridos, pasando desde la vía normal al glaciar de los Polacos o a la inversa.

La cara sur de la montaña es una impresionante pared de más de 3.000 metros de desarrollo vertical por la que discurren muchas vías, todas ellas de altísima dificultad y muchas de elevado compromiso. Su campamento base es la Plaza de Francia, a 4.100 metros. En las caras oeste (desde Plaza de Mulas) y este (desde Plaza Argentina) también hay vías a la cumbre, todas ellas mucho menos frecuentadas y atractivas a priori.

En los alrededores del Aconcagua no hay montañas de gran altura, superando por poco las más elevadas los 5.500 metros (Cerro Bonete, Cerro Catedral, Cerro Cuerno...). Como consecuencia no cabe plantear muchas opciones de subir otras cimas para mejorar la aclimatación.

Al campamento base de Plaza de Mulas se llega desde Puente del Inca, a 2.700 metros, en la carretera que pasa de Argentina a Chile por el túnel de “Cristo Redentor” (también pasa por ese valle el ferrocarril). Se sube por la Quebrada de los Horcones, empezando en el centro de los guardas del parque a 2.850 metros, con una distancia total de unos 30 kilómetros y un desnivel de 1.600 metros. Este recorrido suele hacerse en dos días, con parada en Confluencia, a 3.400 metros, lo que contribuye a la aclimatación. Suele ser habitual incluso pasar dos noches en ese punto intermedio, con una excursión a Plaza de Francia para ver la cara sur de la montaña, también con objetivo de habituar el organismo a la altura.

El Aconcagua por las vías que queremos utilizar no es difícil. La normal no tiene dificultades técnicas y el glaciar es un recorrido de hielo con una pendiente máxima de 50º. Sin embargo es una montaña con relativa mala fama, pues en ella ocurren con cierta frecuencia accidentes. Estos son muchas veces derivados de inexperiencia, errores de planificación y sobre todo de mala aclimatación. La causa más frecuente de accidentes es el agotamiento unido a la patología derivada de la altitud, con el factor derivado de los bruscos empeoramientos del tiempo típicos de la zona. El conjunto de esas circunstancias lleva a pérdidas de ruta por visibilidad reducida o llegada de la noche. De todas formas, las posibilidades de rescate en la actualidad son mayores, con una infraestructura bastante completa y organizada en los campamentos bases y en las rutas más habituales. Probablemente no cabe pedir menos dados los elevadísimos precios de los permisos de ascensión.

El Aconcagua es una cumbre muy frecuentada y como cima más elevada de América del Sur forma parte de las Seven Summits (las montañas más altas de los “siete” continentes). Conocemos otras dos de esas montañas, el Elbrus (Europa) y el Kilimanjaro (Africa), y aunque todas las montañas nos gustan, ambas tienen ingredientes de masificación y de “todo vale” que nos echan para atrás (de hecho Alicia era muy reacia a ir por ello, y en parte ese es el motivo de que no quiera participar en la ascensión). Por todo ello queríamos plantear la ascensión saliéndonos de lo más habitual e ir por el lado norte, para por Plaza Argentina subir por el glaciar de los Polacos. El problema es que ese plan es más caro y exige más tiempo, y ambos temas nos impedían hacerlo. Por ello la idea final es ir al campamento base de la vía normal (Plaza de Mulas) y desde el campo 1 (Nido de Cóndores) cruzar en diagonal hasta la base del glaciar de los Polacos, y completar la ascensión por allí, para bajar por la vía normal. En el caso de que las condiciones de la montaña nos impidieran esa ruta siempre podríamos intentar completar la vía normal.

            Con todo lo dicho sólo cabe añadir que el objetivo de nuestra expedición es alcanzar la cima del Aconcagua, una gran montaña de casi 7.000 metros, otra etapa de nuestra vida montañera y un reto organizativo . Y el objetivo una vez más hacerlo en familia, juntos los padres, los hijos y los adheridos, trabajando codo con codo y disfrutando juntos de una experiencia inolvidable. Y con todo ello esperamos añadir un elemento más a nuestra demostración de que es posible hacer montaña uniendo las distintas generaciones, lo que al fin y al cabo constituye la esencia de nuestro proyecto CUMBRES EN FAMILIA.

            El desarrollo de la expedición lo iremos reflejando en nuestro blog (www.cumbresenfamilia.blogspot.com), que pusimos en marcha con motivo de la expedición al Muztagh Ata en el año 2011, y que ahora volveremos a activar para seguir dando a conocer nuestro proyecto y mantener informados de su desarrollo a aquellos que les pueda interesar.

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