El Aconcagua,
nombre que algunos dicen que significa “el Centinela de Piedra”, con sus 6.960
metros es la montaña más alta de América, la cumbre más elevada del planeta
fuera de Asia, y la segunda mayor elevación relativa del detrás del Everest. Se
encuentra situada en los Andes entre Argentina y Chile, pero está íntegramente
en territorio argentino, en la provincia de Mendoza.
En el
Aconcagua hay vías de ascensión por todas sus vertientes. La vía considerada
normal recorre la cara noroeste, con el campamento base en Plaza de Mulas, a
4.400 metros. A lo largo de esta ruta se han construido varios refugios a gran
altura (Berlín, Plantamura, Libertad, Independencia...) que la montaña se ha
encargado de poner en su sitio, y que no son utilizables por encontrarse
prácticamente destruidos. El último de este tipo es el refugio Elena, a algo más
de 5.900, construido en 2011 por donación de la familia de una alpinista
italiana fallecida en 2009 en el descenso, y que al parecer se pretende que se
utilice sólo para situaciones de emergencia.
En la vía
normal hay sucesivos posibles emplazamientos para campamentos, a 5.080 (Plaza
Canadá), 5.200 (Cambio de Pendiente), 5.350 (Nido de Cóndores), 5.770 (Berlín),
5.950 (Cólera), 6.050 (Piedras Blancas, 6.250 (Piedras Negras) o 6.500
(Independencia), que se pueden enlazar según las circunstancias para llevar a
cabo la ascensión. Es una ruta batida por el viento y en la que no suele haber
nieve, y en la que no hay dificultades técnicas, siendo la altura y el clima
los principales obstáculos.
La otra vía
recorrida con frecuencia es el glaciar de los Polacos, en la cara norte, con
campamento base en Plaza Argentina (4.200 metros). Suele subirse instalando
campamentos a 4.900 (sobre la morrena) y 5.800 (en la base del glaciar). Desde
allí se puede intentar la cumbre en un día o instalar un tercer campamento a
6.400 metros, en la llamada Piedra Bandera. En esta vertiente de la montaña hay
diversas variantes para completar el acceso a la cumbre.
También está
en la vertiente norte el campamento de Plaza Guanacos, a 3.800 metros, algo más
alejado. Existen múltiples posibilidades de combinar los recorridos, pasando
desde la vía normal al glaciar de los Polacos o a la inversa.
La cara sur
de la montaña es una impresionante pared de más de 3.000 metros de desarrollo
vertical por la que discurren muchas vías, todas ellas de altísima dificultad y
muchas de elevado compromiso. Su campamento base es la Plaza de Francia, a
4.100 metros. En las caras oeste (desde Plaza de Mulas) y este (desde Plaza
Argentina) también hay vías a la cumbre, todas ellas mucho menos frecuentadas y
atractivas a priori.
En los
alrededores del Aconcagua no hay montañas de gran altura, superando por poco
las más elevadas los 5.500 metros (Cerro Bonete, Cerro Catedral, Cerro
Cuerno...). Como consecuencia no cabe plantear muchas opciones de subir otras
cimas para mejorar la aclimatación.
Al campamento
base de Plaza de Mulas se llega desde Puente del Inca, a 2.700 metros, en la
carretera que pasa de Argentina a Chile por el túnel de “Cristo Redentor”
(también pasa por ese valle el ferrocarril). Se sube por la Quebrada de los
Horcones, empezando en el centro de los guardas del parque a 2.850 metros, con
una distancia total de unos 30 kilómetros y un desnivel de 1.600 metros. Este
recorrido suele hacerse en dos días, con parada en Confluencia, a 3.400 metros,
lo que contribuye a la aclimatación. Suele ser habitual incluso pasar dos
noches en ese punto intermedio, con una excursión a Plaza de Francia para ver
la cara sur de la montaña, también con objetivo de habituar el organismo a la
altura.
El Aconcagua
por las vías que queremos utilizar no es difícil. La normal no tiene
dificultades técnicas y el glaciar es un recorrido de hielo con una pendiente
máxima de 50º. Sin embargo es una montaña con relativa mala fama, pues en ella
ocurren con cierta frecuencia accidentes. Estos son muchas veces derivados de
inexperiencia, errores de planificación y sobre todo de mala aclimatación. La
causa más frecuente de accidentes es el agotamiento unido a la patología
derivada de la altitud, con el factor derivado de los bruscos empeoramientos
del tiempo típicos de la zona. El conjunto de esas circunstancias lleva a
pérdidas de ruta por visibilidad reducida o llegada de la noche. De todas
formas, las posibilidades de rescate en la actualidad son mayores, con una infraestructura
bastante completa y organizada en los campamentos bases y en las rutas más
habituales. Probablemente no cabe pedir menos dados los elevadísimos precios de
los permisos de ascensión.
El Aconcagua
es una cumbre muy frecuentada y como cima más elevada de América del Sur forma
parte de las Seven Summits (las montañas más altas de los “siete” continentes).
Conocemos otras dos de esas montañas, el Elbrus (Europa) y el Kilimanjaro
(Africa), y aunque todas las montañas nos gustan, ambas tienen ingredientes de
masificación y de “todo vale” que nos echan para atrás (de hecho Alicia era muy
reacia a ir por ello, y en parte ese es el motivo de que no quiera participar
en la ascensión). Por todo ello queríamos plantear la ascensión saliéndonos de
lo más habitual e ir por el lado norte, para por Plaza Argentina subir por el
glaciar de los Polacos. El problema es que ese plan es más caro y exige más
tiempo, y ambos temas nos impedían hacerlo. Por ello la idea final es ir al
campamento base de la vía normal (Plaza de Mulas) y desde el campo 1 (Nido de
Cóndores) cruzar en diagonal hasta la base del glaciar de los Polacos, y
completar la ascensión por allí, para bajar por la vía normal. En el caso de
que las condiciones de la montaña nos impidieran esa ruta siempre podríamos
intentar completar la vía normal.
Con
todo lo dicho sólo cabe añadir que el objetivo de nuestra expedición es
alcanzar la cima del Aconcagua, una gran montaña de casi 7.000 metros, otra
etapa de nuestra vida montañera y un reto organizativo . Y el objetivo una vez
más hacerlo en familia, juntos los padres, los hijos y los adheridos,
trabajando codo con codo y disfrutando juntos de una experiencia inolvidable. Y
con todo ello esperamos añadir un elemento más a nuestra demostración de que es
posible hacer montaña uniendo las distintas generaciones, lo que al fin y al
cabo constituye la esencia de nuestro proyecto CUMBRES EN FAMILIA.
El
desarrollo de la expedición lo iremos reflejando en nuestro blog (www.cumbresenfamilia.blogspot.com),
que pusimos en marcha con motivo de la expedición al Muztagh Ata en el año
2011, y que ahora volveremos a activar para seguir dando a conocer nuestro
proyecto y mantener informados de su desarrollo a aquellos que les pueda
interesar.
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