26 de diciembre de 2011

Informe de la expedición

1- Introducción

2- El proyecto Cumbres en Familia

3- Los expedicionarios

4- La montaña: el Muztagh Ata

5- El viaje

6- La vía y los campamentos

7- La infraestructura de la expedición

8- Presupuesto

9- Publicidad

10- Desarrollo de la expedición

Informe de la expedición: 1- Introducción

El presente informe recoge los datos sobre el desarrollo de la expedición que hemos realizado entre julio y agosto de 2011 la familia Pastor-Meseguer para subir al Muztagh Ata, una montaña de 7.546 metros situada en China.

El Muztagh Ata de las orillas del lago Kara Kul
La expedición se encuadra dentro del proyecto Cumbres en Familia que venimos desarrollando desde hace más de veinte años, y supone por el momento su culminación. La cumbre fue alcanzada el siete de agosto por cuatro de los miembros de la expedición, regresando posteriormente a casa sin ninguna incidencia digna de mención.

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Informe de la expedición: 7- Infraestructura de la expedición

1- Material

2- Alimentación

3- Botiquín y aspectos de salud

4- Comunicaciones

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Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición

1- Calendario real de la expedición

2- Planteamiento general de la actividad en la montaña (porteos, instalación de campamentos, aclimatación y ataque a cumbre)

3- Desarrollo del viaje hasta el campamento base (22 al 26 de julio)

4- Campamento base (26 de julio al 10 de agosto)

5- Instalación de los campos de altura (28 de julio al 3 de agosto)

6- Ataque a cumbre

7- Regreso

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14 de diciembre de 2011

Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (7)

La mezquita de Kashgar

7- Regreso

Los dos días siguientes los dedicamos a descansar, recoger y disfrutar. Una vez Tito bajó y estuvimos todos en el campamento, negociamos el bajar a Kashgar dos días antes de lo previsto, dado que ya no teníamos nada especial que hacer allí. El día 11 por la mañana bajamos andando hasta Subax donde nos recogió el autobús que nos llevó a Kashgar. En ese viaje fue cuando realmente corrimos más peligro, pues la forma de conducir de aquel fulano era suicida, y en alguna de las curvas de la sinuosa carretera, sobre las aguas bramantes del río Gez, pudimos haber tenido una desgracia si hubiera venido algún vehículo de frente. Era una auténtica ruleta rusa (digo china).

Especias en el bazar
Estuvimos dos días en Kashgar dedicados al turismo y a disfrutar de comida lo más occidental posible. El día 14, vía Urunqui, volamos a Pekín, donde luego estuvimos 4 días haciendo turismo conociendo la ciudad y visitando la Muralla, para finalmente el día 18 volar según lo previsto hasta Madrid, donde llegamos sin incidencias reseñables. Nuevamente con la furgoneta de Berta, que nos había esperado pacientemente, viajamos hasta casa




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Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (6)

6- Ataque a cumbre

El día 4 preparamos con mucha calma todo lo que necesitábamos para el intento a cumbre. Prácticamente todo el material estaba arriba (sólo faltaba algo de comida) y sobre todo llevábamos nuestro material personal.

La subida se hizo más dura de lo que pensábamos y en realidad fue la que más tiempo nos costó de las cuatro que hicimos al campo 1. Una vez arriba cenamos bien (había agua de fusión en el glaciar, lo que nos ahorró parte del proceso de fusión, pero nos dimos cuenta cuando ya llevábamos un buen rato en ello) y la noche fue tranquila.

Por la mañana el tiempo era espléndido y nos preparamos calma, aunque procuramos que no se hiciera tan tarde como tres días antes, pues el calor en el glaciar había sido uno de los factores que hizo la subida dura. Habíamos decidido no subir el material de escalada (cuerda, arneses, medios de fijación en hielo) pues sabíamos que las condiciones del glaciar no lo hacían necesario, y que en los sitios con algo más de problema había cuerdas fijas. Tan sólo cogimos una cinta, un cordino para hacer un prusik y un mosquetón por cabeza, con los que poder improvisar un seguro si era necesario.

Al alcanzar los 5.600 metros, Alicia, que ya había decidido que no iba a intentar la cumbre, decidió bajarse. Nos separamos con bastante emoción y ella con calma bajó hasta el campamento base. Los demás seguimos por la ruta que ya conocíamos hacia el campo 2.

Alex, Miguelo y Miguel llegamos relativamente bien, a Rober le costó más y Berta tuvo bastantes dificultades para conseguirlo. En la última parte Miguel bajó para ayudarle a subir la mochila.

En el campamento descubrimos que alguien había dormido en nuestra tienda y que como consecuencia de ello estaba medio desmontada. Afortunadamente no faltaba nada. Tuvimos que trabajar duro para montar la segunda tienda y volver a colocar la que ya teníamos. El proceso de preparar la cena fue bastante pesado, pues estábamos muy cansados. El atardecer fue espléndido y la noche tranquila.

La mañana del día 6 el tiempo seguía magnífico. Sabíamos que el peso a transportar nos estaba condicionando mucho. Por ello, y dado que la nieve estaba dura y no eran necesarias, dejamos las raquetas en este campamento. También habíamos decidido montar el campo 3 algo más bajo de lo habitual. Con ello se alargaría el día de subir a la cumbre, pero a cambio ese sería un momento en el que no transportaríamos apenas peso.

Recogimos todo con mucha calma, pues la etapa iba a ser corta, y nos pusimos en marcha a la una y media. Fuimos ganando altura poco a poco, y tardamos algo más de dos horas en llegar a un punto a 6.520 metros, donde el grupo de Coque había decidido instalar su campamento. Miguel, Miguelo y Alex que llegamos primero, empezamos a trabajar hasta que tuvimos hechas dos magníficas plataformas donde montamos las tiendas. Nos resultaba imposible palear de forma fluida y teníamos que hacerlo de rodillas pues en otro caso nos podía la fatiga. Rober llegó más tarde y después Miguelo bajó unos 100 metros para ayudar a Berta que subía muy mal, subiéndole la mochila.

La organización del campamento resultó bastante divertida y nos reímos haciendo “ful monty” en la nieve. Había un ambiente de contenido nerviosismo y bastante optimismo: estábamos a “sólo” mil metros de nuestro objetivo, el tiempo era bueno, las condiciones de la nieve adecuadas y casi todos nos sentíamos físicamente bien. ¡Incluso cabía en lo posible que al día siguiente alcanzáramos nuestro objetivo!

Después de cenar, comunicamos con el campo base y enviamos un mensaje a Valencia: “Estamos instalados en el Campo 3 a 6.520 metros de altitud. Mi saturación de oxígeno en sangre en este momento es de 77, 104 ppm. El día ha sido espléndido. Esta noche están previstas temperaturas de -15/-20 grados. Mañana a las tres de la madrugada (las 21 en España), saldremos hacia la cumbre, donde esperamos llegar sobre las 13 horas (7 en España). Estamos nerviosos, algo preocupados y con muchísimas ganas. Un super saludo desde el Muztagh Ata. Miguel”. Finalmente, con el sol todavía en el cielo, intentamos dormir un poco (y en general lo conseguimos).

A las 3 de la madrugada sonaron los despertadores. Lentamente nos fuimos activando. Desayunamos algo caliente con el agua de los termos preparada la noche anterior y preparamos líquido para el día. Hacía frío, pero la ausencia de viento hacía bastante tolerables los 15-20 grados bajo cero (horas después, en el momento del amanecer se llegó a los 25-30 grados negativos). Nuestro material parecía funcionar bastante bien y no teníamos especial frío ni en las manos ni en los pies, siempre los sitios más problemáticos. Berta había decidido quedarse, pues consideraba que no estaba en condiciones de intentar la cima con garantías, y pensaba que si empezaba a subir, con mucha probabilidad tendría que bajarse, lo que obligaría a alguien a volverse con ella. Nos despedimos con emoción, y a las 4 y media empezamos a subir. Junto a nosotros venían también los miembros del otro grupo: Montse, Coque, Alfonso, Pep, Kim y Jaume.

La sombra de la montaña en el momento del amanecer,
cuando vamos camino de la cima
La progresión en esas condiciones es muy lenta. Un ritmo muy pausado, acompasando la respiración a la pendiente, ganando unos cien metros de desnivel por hora, intentando que en ningún momento falte el aliento en exceso. Una larga fila en la oscuridad, en el gélido ambiente sobre la superficie helada de la nieve, y bajo un cielo con un número inabarcable de estrellas. Y por lo demás nada, ni una luz en el horizonte, sin más sonido que el viento, las pisadas sobre la nieve y el propio jadear. Y tus propios pensamientos, concentrados en cada paso, en las sensaciones que te transmite el cuerpo, y en minimizar el esfuerzo.

Pasamos por el emplazamiento habitual del campo 3, unas tiendas silenciosas a 6.900 metros después de dos horas de esfuerzo. Allí Pep y Jaume decidieron quedarse en una tienda porque tenían mucho frío (luego de amanecer reiniciaron la subida y llegaron a la cumbre después de que nosotros nos bajáramos). Hubo que quitarle a Montse las botas para masajear los pies, porque se le estaban quedando helados (operación que hubo que repetir hasta 4 veces). Y prácticamente sin parar, hacia arriba, por la larga pendiente de nieve.

Nuestra camiseta en la cima
Las horas previas al amanecer, ya por encima de siete mil metros fueron duras por el extremo frío reinante y cuando finalmente salió el sol, sus rayos era completamente paralelos a la ladera y aún tardó un buen rato en atemperar algo (realmente poco) el ambiente. Y desde aquí aún nos faltaban otras 5 horas.

La pendiente era interminable, sin horizonte en ninguna dirección, sólo con el punto de referencia de la siguiente banderola para ir notando que avanzabas. Rober subía muy despacio y Miguelo empezó a perder terreno. Finalmente casi a las 2 de la tarde Miguel alcanzó la cima, acompañado de Alfonso y Kim. Permaneció en ella unos 15 minutos, haciendo una fotos y disfrutando del paisaje, pero preocupado por el resto de los integrantes del grupo. Después decidió bajar a buscar al resto que aún no había llegado. Los encontró unos 100 metros por debajo y volvió a subir con ellos. Rober subía lentamente, y Miguelo había necesitado la ayuda y el estímulo de Alex para seguir. Al llegar a la cima observamos que Miguelo tenía una marcha inestable y cuando nos dijo que veía mal, con “lucecitas” y cambios de color. Ante la posibilidad de que se tratara de un edema cerebral, decidimos que bajara de inmediato, cosa que hizo acompañado de Miguel. Alex y Rober se quedaron en la cima con Coque, Montse, Alfonso y Kim, haciendo las fotos y dejando nuestra camiseta.

Rober y Alex en la cima
Cuando perdimos un par de cientos de metros Miguelo mejoró y paramos para enviar a Valencia el mensaje soñado: “¡Cumbre, cumbre, cumbre!. Estamos en la cumbre del Muztagh Ata a 7.546 metros de altura. Alex, Rober, Miguelo y Miguel hemos llegado a la cima a las 14 h (8 en España). Berta se ha quedado en el Campo 3. Mi SatO2 en la cima es de 58%. Ahora bajamos al Campo 3 donde dormiremos y mañana regresaremos al Campamento Base. Miguel.”

El resto de la bajada no tiene mayor historia, dejarse ir por la pendiente sin notar de forma tan intensa la fatiga, pero tampoco muy holgados físicamente. Miguelo mejoró rápidamente al perder altura y a Rober, acompañado en todo momento por Alex y Alfonso, hubo que ayudarle algo para mantener el ritmo. Al llegar la campo 3 Berta nos había preparado bebida caliente y así ya pudimos relajarnos y descansar algo. Habíamos logrado nuestro objetivo y habíamos regresado hasta allí todos bien y sin problemas. La bajada hasta el campo base no parecía un problema importante. Poco a poco fueron llegando el resto: Coque, Montse, Kim y finalmente Jaume y Pep. Todos muy contentos, emocionados, felices... Además, aunque en aquel momento no lo sabíamos, en esas mismas horas en España Pep había sido padre y había nacido Ot, todo un símbolo.

Cuando llamamos a Valencia nos enteramos que todos lo sabían ya, pues el mensaje al salir de la cumbre había sido inmediatamente publicado en la web y todos habían recibido la noticia. Las maravillas de la tecnología. En el campamento base también se alegraron del éxito. De la cena hay poco que contar, y finalmente pudimos descansar y dormir más o menos bien con los deberes ya hechos.

Por la mañana el tiempo había empezado a cambiar. Había nevado por la noche, hacía viento y más frío, y empezaba a haber nubes en el cielo. La montaña cerraba la puerta a los retrasados. Recogimos todo poco a poco e iniciamos la bajada. En el campo dos desmontamos lo que quedaba y rehicimos las mochilas, ya muy pesadas, para seguir bajando, cansados pero relajados y felices. Desde allí coordinamos por teléfono con Alicia que nos enviara algunos porteadores al campo 1 para ayudarnos a bajar todo, y así dejar la montaña ya vacía de nuestras cosas. Bajamos por el glaciar observando que las grietas apenas visibles a la subida, se habían abierto de forma clara desde entonces, pero esos cambios en la montaña ya no nos afectaban. Poco más hay que contar del resto de la bajada, del recoger el campo 1, y con la ayuda de 3 porteadores y un mulo (para los dos grupos y algunas cosas del grupo de Javier Botella), bajar todo al campo base, donde nos reunimos con Alicia.

Tertulia en el campamento base después de bajar de cumbre
Durante la tertulia delante de las tiendas, en la que había un ambiente de indudable felicidad, se nos unieron los miembros del grupo de Javier Botella, de los que él con Ignacio y Pablo habían hecho cumbre un día antes, mientras Bosco estaba en el campo base. Tito en ese momento estaba en el campo 2 con intención de intentar subir al día siguiente (finalmente renunció por el cambio de tiempo). Mister Lee nos invitó, para celebrar el éxito, a su manera china: ¡con un vaso de agua caliente! Nosotros optamos por algo más positivo, y nos tomamos unas cervezas.
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Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (5)

5- Instalación de los campos de altura (28 de julio al 3 de agosto)

El día 28 subimos a instalar el campamento 1. Hicimos el primer porteo con dos tiendas, comida, material de cocina y gas. Cada uno llevábamos unos 12 kilos, de los que 10 kilos eran de carga útil. Subimos 5, pues Alicia se quedó en el campamento base porque tenía síntomas de gastroenteritis, estaba débil y había dormido mal.

La subida hasta el campo 1 es un sendero que remonta una loma pedregosa. Son 1.000 metros de desnivel y en general nos costaba unas cuatro horas (hubo pocas diferencias a lo largo de los días, en contra de lo que esperábamos, aunque a algunos de los miembros del grupo siempre les costó algo más de tiempo).

Montamos las tiendas a 5.412 metros unos 30 metros por debajo del punto donde se entraba en el hielo. Había ya bastantes tiendas de otras expediciones, pero pudimos encontrar un par de plataformas aceptables en la que apenas tuvimos que trabajar para montar las tiendas en buenas condiciones. En general hay bastante espacio en plataformas más o menos cómodas, pero en algunos días puede haber dificultad para encontrar un buen sitio por el gran número de tiendas montadas.

Al final de esa primera subida Berta y Rober tuvieron náuseas y vómitos. Después de montar dos tiendas y dejar lo transportado, volvimos al campo base. Este trayecto venía a costar una hora y media (aunque hubo alguno que llegó a bajarlo en 40 minutos).

Esa noche hubo una gran tormenta con espectaculares rayos y truenos, y cuando nos levantamos el campamento estaba cubierto con unos 10 cm de nieve.

Por la mañana (29-07) el tiempo mejoró algo, salió el sol y a media mañana decidimos hacer una segundo porteo de similares características, en el que participamos todos menos Miguelo, que era el que en ese momento tenía molestias digestivas. Alicia, ya recuperada, sí que vino. Subimos un volumen de carga similar al día previo, pues habíamos decidido posponer el subir a dormir para antes mejorar nuestra aclimatación, pues nos notábamos un poco justos. Además de comida y gas, subimos gran parte del material personal de altura (piolet, crampones, botas, parte de la ropa...). La subida fue distinta y entretenida, pues el camino estaba completamente cubierto de nieve.

A Berta y Alicia les costó bastante la última parte del camino, y al final, un mulero que subía descargado les transportó las mochilas los últimos 100 metros por 10 dólares. Encontramos las tiendas sin novedad pese a la tormenta y dejamos en ellas todo lo subido. La bajada al campo base fue rápida y sin problemas.

El día 30 era el cumpleaños de Rober (26 años), y lo dedicamos al descanso en el campamento base, menos Miguelo que, encontrándose mejor, decidió recuperar el porteo no realizado el día anterior. Subió solo hasta el campo 1 y después de descargar y descansar un rato, bajó rápidamente pues el tiempo empeoró y empezó a nevar con fuerza. En el campamento base también hizo un tiempo irregular, con frío y nevadas intermitentes, lo que frustró la idea de dedicarlo al aseo personal.

Con el trabajo realizado ya estábamos en condiciones de subir a dormir, y desde el campo 1 instalar el campo superior. El día 31 volvimos a subir al campo 1. Esta vez íbamos todos y transportamos lo necesario para completar las cosas necesarias para los campamentos 1 y 2. Llevábamos todo el material personal, y algo más de comida y material. Además habíamos contratado una mula para que nos subiera las tres tiendas de los campamentos superiores, el material de seguridad que llevábamos por si nos hacía falta en el glaciar, y las raquetas (estas últimas nos daba la sensación de que no iban a hacer falta pero decidimos subirlas por si acaso). En total 26 kilos, por los que le pagamos 130 dólares). La subida fue larga y costó bastante llegar arriba.

Una vez allí empezamos a preparar nuestra primera comida de altura. La verdad es que nos costó bastante organizarnos en el proceso de fundir nieve, preparar las sopas y el liofilizado, y fundir suficiente agua para beber y dejar los termos llenos.

Preparando la cena en el campo 1
Ya antes de ir a dormir Alicia y Alex empezaron a tener diarrea con bastante dolor abdominal. Durante la noche, que era la que habían pasado a mayor altura en su vida para Berta, Rober y Alicia, los problemas digestivos se agravaron, siendo especialmente intensos para Alicia, que a consecuencia de ello apenas descansó. La incomodidad se vio agravada porque las tiendas eran pequeñas y estábamos muy apretados.

Por la mañana (01-08) Alicia decidió quedarse en el campamento y los demás salimos hacia arriba para instalar y abastecer el campo 2. Llevábamos una tienda, palas, comida y gas. Por encima del campamento se entra enseguida en el glaciar para lo que nos pusimos crampones y arneses. Las nevadas de los días previos habían dejado una capa de nieve nueva, pero los que llevábamos delante ya habían abierto huella. De todas formas la nieve estaba relativamente dura y era cómodo subir por ella.

Al alcanzar la plataforma que da entrada a la zona más agrietada, a 5.750 metros, Berta estaba muy cansada y decidió bajarse. Los demás nos repartimos su carga y seguimos adelante. La progresión era lenta y hacía mucho calor. A 6.050 metros, en mitad de la ladera que separa la zona agrietada del campo 2, Rober arrojó la toalla y se dio la vuelta. Alex, Miguelo y Miguel nos repartimos la carga y seguimos adelante. Finalmente a las 6 y media, después de seis horas para salvar 800 metros, llegamos a la vaguada donde se encuentra en campo 2, a 6.205 metros de altura. El último rato de la subida el cielo se cubrió y al llegar empezó a nevar con fuerza, lo que unido al viento hizo que la sensación de frío fuera intensa.

Nuestra primera tienda en el campo 2 recién montado
En el campo 2 había unas 20 tiendas montadas, algunas de ellas correspondientes a una expedición “científica” china que había terminado unos días antes. Estas tiendas estaban abandonadas y rodeadas de basura y material, lo que daba al lugar un aspecto deplorable.

Montamos nuestra tienda en la parte de atrás del campamento, para lo que tuvimos que abrir en el nieve una plataforma, lo que resultó extenuante. Finalmente dejamos en la tienda lo que transportábamos y nos bajamos.

Al poco de salir del campamento el cielo volvió a abrirse y salió el sol, con lo que la bajada finalmente fue muy agradable.

Llegados al campo 1 decidimos pasar allí la noche y montamos una de las tiendas destinadas al campo 3 para poder estar más cómodos. Con ello y gracias a la mejoría generalizada de las sintomatologías digestivas, esa noche dormimos bastante bien.

El día 2 bajamos a descansar al campo base. Esa tarde Coque, uno de los integrantes del otro grupo, llegó al campamento desde el campo 1 en muy malas condiciones. La clínica y la exploración llevó al diagnóstico de que había tenido un episodio de hemorragia digestiva alta. Afortunadamente el tratamiento adecuado unido a su enorme fortaleza permitió que se recuperara muy bien, y 48 horas después estuvo en condiciones de dirigirse junto con sus compañeros a la cumbre (y finalmente alcanzarla).

Adaptando el plan de subida inicial a los cuatro días de retraso que llevábamos acumulados, teníamos intención de descansar un día, para los días 4 y 5 hacer una nueva subida hasta el campo 2, porteando los que faltaba para el ataque a cumbre y la instalación de los campos más altas. Con ello y durmiendo allí, conseguiríamos mejorar nuestra aclimatación y además poder hacer la subida hasta el campo 2 en el asalto a cumbre con poca carga y más descansados. Luego regresaríamos el día 6 al campamento base, pudiendo descansar el 7, y así el 8, 9, 10, 11 y 12 hacer el ataque a cumbre. Con ello ya no nos quedarían días de reserva.

Pero el pronóstico del tiempo conseguido de los compañeros de las otra expediciones decía que quedaban 5 días de buen tiempo (hasta el 7 inclusive) y que luego empeoraría de forma sensible. Esto hacía probable que los días clave para la subida a la cima el tiempo fuera malo. Por ello llegamos a la conclusión de que no nos quedaba otra alternativa que acelerar el plan para ir directamente a cumbre prescindiendo de la segunda subida al campo 2, aunque supiéramos que con ello iríamos más cargados y que la aclimatación sería peor. A la postre este cambio nos permitió hacer cumbre a 4 de nosotros, aunque le costó a Berta sus posibilidades de cima.

El día 3 fue un día de descanso total en el campamento base, en el que pudimos dedicar tiempo al aseo, aunque la ducha tan deseada tampoco pudiera hacerse realidad. Ese día descubrimos que nuestro cocinero podía conseguirnos cervezas y refrescos, lo que unido a una mejora de la calidad de la alimentación lograda tras múltiples protestas, mejoró de forma sensible nuestra calidad de vida y nuestro humor.

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Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (4)

4- Campamento base (26 de julio al 10 de agosto)

El tiempo dedicado al referido problema burocrático, no lo llegamos a considerar totalmente perdido, pues habíamos permanecido 24 horas a 3.650 metros lo que no dejaba de ser útil para la aclimatación y reducía las posibilidades de mal agudo de montaña en el campamento base. De todas formas iniciamos la subida hacia éste demasiado tarde (algo después de las 7 de la tarde hora oficial, las 5 hora local).

El Muztagh Ata desde Subax
Tras unos últimos trámites en un nuevo puesto policial que hay al inicio del camino (durante los que nos comimos la sandía que nos quedaba), finalmente comenzamos a caminar. Nos esperaban unas tres horas de camino, 10 kilómetros aproximadamente, con 700 metros de desnivel, siguiendo una fácil pista de tierra que cruza el altiplano (por la que se puede llegar al campamento en todoterreno). Caminamos con tranquilidad para no forzar el cuerpo, aunque sabíamos que se haría de noche antes de que llegáramos. La única dificultad la puso el cruce de un torrente que bajaba muy cargado por la fusión de la nieve en un día caluroso. Debimos pasar descalzos, y el agua muy fría y las piedras hacían una combinación incómoda e incluso dolorosa. Habría sido práctico haber llevado unas sandalias o zapatillas. De todas formas en ese lugar estaban haciendo una obra que al parecer es para un puente que, una vez terminado, resolverá completamente el problema.

Al final casi todos cogimos un sendero que ataja una larga curva de la pista, algo que no hizo mister Lee que iba delante con Miguelo y Alex, con lo que ellos, que iban más rápidos, acabaron llegando casi a la vez que el resto. El último trozo, con la noche ya encima y por un terreno abrupto y desconocido, fue un poco agobiante para Alicia, Berta, Rober y Miguel, que nos habíamos quedado los últimos. Finalmente llegamos al campamento y tuvimos un último problemilla para cruzar otro torrente también muy cargado de agua.

La marcha finalmente nos costó cuatro horas y llegamos al campamento base cuando ya era totalmente de noche, lo que fue bastante duro. La cena fue bastante parca (por las circunstancias, creíamos, ¡qué equivocados estábamos!), y dormimos en unas tiendas que estaban plantadas y vacías (nunca supimos en realidad de quién eran), porque no habían montado las nuestras. Habíamos llegado a destino sin incidentes graves, y aunque habíamos perdido un día, la pérdida no era completa pues ya habíamos pasado dos noches en altura.

Todo nuestro material había subido ya el día anterior mientras esperábamos en Kara Kul. Aunque hay cosas que se transportan en camello, esto parece más una opción para mantener el sabor turístico, que una necesidad. De hecho, ni al subir (porque no estábamos en la zona) ni al bajar (porque nos fuimos antes de que estuvieran preparados), vimos si nuestro equipaje se transportaba en camello o en vehículo. En todo caso parece que sólo una pequeña parte iría en los animales, pues al irnos al terminar la expedición sólo había tres camellos esperando para una carga muy superior a su capacidad de transporte.

En el campo base la infraestructura la debía facilitar la agencia china que habíamos contratado. Teníamos una tienda comedor común relativamente cómoda, amén de la cocina. Las tiendas personales (una cada dos personas) eran bastante deficientes, pequeñas y de mala calidad, de forma que varias de ellas se fueron rompiendo de distintas formas a lo largo de los días.

Las letrinas del campamento base
Había unas letrinas generales relativamente aceptables, pero un poco alejadas, al otro lado del río (por la tarde llegaba a ser difícil cruzar si había hecho calor) y en las que el concepto de intimidad brillaba por su ausencia. No teníamos ducha (otras expediciones sí tenían una tienda con ese fin) y lavarse en el río era a veces problemático, pues el “comisario” nos llamó la atención diciendo que esa agua se usaba para beber aguas abajo. Nosotros llevábamos una ducha solar que funcionó bien, aunque no hizo ningún día de verdadero calor en que pudiera usarse con tranquilidad.

El campo base es grande y en él había bastante gente (quizás más de 100 escaladores). Nos llamó la atención que más de la mitad de los expedicionarios éramos españoles.

Nuestra primera mañana en el campamento base al día siguiente de llegar (27-07), fue tranquila. Retrasando ya 24 horas el programa previsto, dedicamos el día a organizarnos, a descansar del viaje (cansancio más psicológico que físico, y desajustes horarios) y a acostumbrar el cuerpo a la altura. Ese día sólo tuvimos dolor de cabeza (eso sí, de forma generalizada), como síntoma derivado de la altitud. Nos sentíamos relativamente bien, aunque la altura se manifestaba además de causando una respiración agitada ante cualquier esfuerzo.

Lo primero que hicimos fue montar las tres tiendas que nos correspondían, dos de las cuales resultaron ser demasiado pequeñas para poder instalarnos en ellas y la única cuyo tamaño era suficiente estaba bastante deteriorada (y de hecho se rompió enseguida). Ya ese día y los siguientes estuvimos peleando con mister Lee para que nos consiguiera alguna tienda más grande y adecuada. Para la segunda noche montamos dos de las tiendas destinadas a los campamentos de altura para estar más cómodos y no fue hasta la cuarta noche que nos trajo tres tiendas más. De éstas, una era un poco más grande (aunque también destartalada), y en ella nos pusimos Alicia y Miguel, y las otras eran también pequeñas, por lo que Berta y Rober de una parte, y Alex y Miguelo de otra, se instalaron con una tienda para dormir y otra para guardar su material. De esa forma conseguimos estar aceptablemente cómodos. Por lo demás el día lo dedicamos a arreglar el material y clasificarlo.

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Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (3)

3- Desarrollo del viaje hasta el campamento base (22 al 26 de julio)

El desplazamiento hasta ponerse en condiciones de iniciar la actividad en la montaña puede parecer sencillo una vez comprados los billetes y contratados los viajes. En parte lo es, pero un desplazamiento de 6.334 kilómetros y 900 metros en línea recta (distancia GPS desde nuestra casa hasta el campamento base) pasando por Madrid, Bruselas, Pekín y Urunqui (mucho más de 10.000 kilómetros de viaje) no es en realidad tan fácil y en él pueden incluso pasar cosas que hagan fracasar la expedición (y si no que se lo cuenten a Tito, del grupo de Javier Botella, al que perdieron definitivamente un petate y le impidieron ni siquiera poder intentar subir a la montaña).

Nos desplazamos en furgoneta desde Alboraya hasta Madrid donde llegamos a las 23 horas. En el viaje a Madrid hubo ya un primer susto cuando, en la puerta de casa, Miguel se pilló los dedos de la mano con la puerta de la furgoneta de Berta. Afortunadamente no era un cierre total (se quedó a medias) y gracias a eso todo quedó en una zona dolorida durante unos días. En realidad ahí podría haber terminado la expedición.

En Madrid nos reunimos con los integrantes de otro de los grupos con los que íbamos a compartir muchas cosas en la expedición (“el grupo de Coque”): Coque, Montse, Pep, Kim, Alfonso y Jaume. Pasamos la noche en el aeropuerto para coger de madrugada el vuelo a Bruselas. Desde allí, tras unas horas en su carísimo aeropuerto, cogimos el vuelo a Pekín.

En la capital china tuvimos que correr para el siguiente vuelo y además tres de nosotros luego tuvieron que quedarse a esperar al siguiente avión, porque había overbooking. Finalmente llegamos todos a Urunqui. Ésta es una ciudad de dos millones de habitantes, situada a 800 metros de altura, al borde del desierto. Hacía muchísimo calor y el hotel, bastante cutre por otra parte, estaba alejado del centro, por lo que nos tuvimos que limitar a un paseo por una zona moderna bastante desangelada. De todas formas en ese rato empezamos a conocer ya el tráfico y las multitudes de las ciudades chinas. La anécdota de la noche fue el continuo sonar del teléfono en las habitaciones. Al descolgar nos hablaban en chino y acabábamos colgando sin entender nada. Luego supimos que eran ofertas de “servicios” especiales, habituales en esos hoteles.

Por la mañana temprano nos trasladaron al aeropuerto y volamos sin incidencias hasta Kashgar, donde la primer incógnita importante se pudo dar por resuelta: había llegado todo el equipaje y además no habíamos tenido que pagar sobrepeso. Habíamos conseguido llegar a nuestro destino los 30 kilos de más que pesaban nuestros 12 petates (210 kilos en total). También había colado el equipaje de mano que en China no puede superar los 5 kilos y que a nosotros nos pesaba bastante más de 10, y además con un volumen superior al permitido. Sólo en el aeropuerto de Urunqui tuvimos que ponernos encima toda la ropa (que llevábamos preparada para ello en la mochila), y eso pese a la elevada temperatura existente. Fue todo un número los seis poniéndonos un pantalón largo sobre el corto, dos camisetas, un forro, un chaqueta, las botas... en medio del aeropuerto.

En Kashgar nos esperaban mister Kon, el dueño de la agencia local, y mister Lee, que iba ser la persona que estuviera con nosotros todo el tiempo a cargo del campamento base. Cargamos todo el equipaje (23 petates en total) en una camioneta, y en un pequeño autobús nos llevaron a la ciudad, donde en el hotel nos esperaban Javier, Bosco, Ignacio, Pablo y Tito (“el grupo de Javier”), que habían llegado un día antes. Ellos no habían tenido tanta suerte y un petate de Tito no había llegado (el petate en cuestión no apareció y Tito vio sus posibilidades de hacer cumbre prácticamente desaparecer antes de empezar; es de justicia reconocer que se lo tomó con un buen humor realmente extraordinario).

Al cabo de un par de horas, tras reorganizar el equipaje de mano, subimos en un autobús que nos debía llevar a la base de la montaña. Los bultos grandes se fueron en la camioneta directos al campamento base.

El viaje hasta el Muztagh Ata dura unas 4 horas por la llamada Karakorum Highway, una carretera construida por los chinos que cruza el Karakorum por el Khunjerab Pass, de 4.693 metros, para comunicar con el Pakistán. En el lado chino en general está bastante bien (en el paquistaní al parecer es bastante peor), aunque siempre hay zonas en obras. Cuando nosotros pasamos, las obras de un embalse hacían que uno de los trozos fuera más un paso por encima de una caballón de tierra en medio de un lago que una carretera. Allí la tierra era continuamente arrojada por camiones y aplanada por los propios vehículos que pasaban.

Comimos sobre la marcha, y salvo algunas paradas por distintas obras en la ruta y par de controles de policía, llegamos hasta el Kara Kul (de Kara=negro, Kul=lago) sin complicaciones. Los momentos en que a los lados de la ruta aparecían altas montañas de hielo ocasionaban agitación entre nosotros, y cuando divisamos la mole del Muztagh Ata tras el lago hubo comentarios, pero también expresivos silencios. Junto al lago hicimos apresuradamente unas fotos del espectacular paisaje, sin saber que a la postre nos “cansaríamos” de verlo.

Unos pocos kilómetros más allá del lago paramos delante de un puesto del ejército y mister Lee entró en el edificio con unos papeles sin dar explicaciones. El tiempo en el autobús se alargó, con calor, con mosquitos y con un conductor que jugaba incansablemente en el móvil a los marcianitos con un sonido repetitivo que acabó por ponernos bastante nerviosos. Llegaron unos austriacos que pararon para hacer el mismo trámite y al ratito se marcharon con todo resuelto. Mister Lee salía y decía que “ten minutes”, llegó mister Kon en la camioneta que bajaba después de llevar el equipaje al campamento base, también entró, salió y se marchó, y tras más de 4 horas de espera llegamos a la conclusión de que había algún problema de papeles que no se iba a resolver por el momento. Nos costó un montón conseguir que mister Lee hiciera algo y finalmente retrocedimos hasta el lago donde conseguimos que nos alojara en el Lake Kara Kul Resort (¡qué optimismo!). Estaba claro que había un problema y también que su resolución debía esperar al día siguiente. El tema fastidiaba y era incómodo pues casi no teníamos nada (todo estaba en los petates en el campo base), pero como el lago está a más de 3.600 metros de altura, de todas formas la estancia nos servía para ir aclimatando de una forma más progresiva. Cenamos en el hotel, con un primer contacto con los palillos, la comida picante y la carne escasa, pero el paisaje era absolutamente espléndido y la puesta del sol iluminando la mole helada del Muztagh Ata elevándose cuatro kilómetros sobre el agua provocó una orgía de disparos fotográficos. Dormimos en las habitaciones del resort: dos yurtas (tiendas típicas de los habitantes kirguises de la zona), algo polvorientas pero cómodas.

Por la mañana a duras penas conseguimos que mister Lee nos dijera que el papel necesario venía desde Kashgar y que tardaría aún un tiempo en llegar. Largas horas de espera, paseos, fotos, charla y cervezas... A media mañana conseguimos que nos dijera que al parecer la carretera estaba cortada por un desprendimiento (efectivamente apenas pasan coches), a medio día las noticias eran que ya se había abierto (y efectivamente empezaron a pasar algunos vehículos). A media tarde finalmente apareció el autobús. Y ¡oh sorpresa!, no va vacío: habían aprovechado para subir a otro grupo (unos checos que iban a hacer un trekking). Y ¡oh más sorpresa!, se detuvo un momento, nos dio unas botellas de agua y algo de comida y ¡se marchó! Cabreo, gritos a mister Lee, que nos dice que va a dejar a los otros y vuelve... protestas, que eso no puede ser, que nosotros llevamos 24 horas esperando y queremos llegar ese mismo día al campamento base.... Finalmente, al parecer consiguió llamar al conductor y que éste diera la vuelta, volviendo a recoger nos a todos. Nuevamente paramos delante del puesto militar, pero esta vez el trámite fue rápido y a las siete de la tarde llegamos a Subax donde nos dejó el autobús. Subax es una aldea junto a la carretera, a 3.725 metros de altura, desde donde sale la pista de tierra que lleva al campamento base.

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Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (2)

2- Planteamiento general de la actividad en la montaña (porteos, instalación de campamentos, aclimatación y ataque a cumbre)

El plan proyectado inicialmente era:

26        Excursión de aclimatación
27        Primer porteo a campo 1
28        Segundo porteo a campo 1 y dormir
29        Porteo a campo 2 y regreso a campo base
30        Descanso. Posible porteo a campo 1
31        Subir y porteo a campo 1 y dormir
1          Subir y porteo a campo 2 y dormir
2          Regreso a campo base
3          Descanso
4          Subir a campo 1 y dormir
5          Subir a campo 2 y dormir
6          Subir a campo 3 y dormir
7          Ataque a cumbre y regreso a campo 2
8           Regreso a campo base
9 al 12  Días de reserva

La circunstancias atrasaron inicialmente todo tres días (uno de retraso en la llegada, un porteo extra al campo 1 y un día de descanso). Después de instalar el campo 2, dormimos en el 1 antes de bajar al campamento base. Finalmente eliminamos la segunda subida al campo 2 y directamente realizamos el ataque a cumbre (que tuvo lugar exactamente en las fechas inicialmente previstas).

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Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (1)

1- Calendario real de la expedición

22-07-11           Valencia - Madrid
23-07-11           Madrid – Bruselas – Pekín
24-07-11           Pekín – Urunqui
25-07-11           Urunqui – Kashgar – Lago Kara Kul
26-07-11           Lago Kara Kul – Campo base
27-07-11           Día en el campamento base para organización y aclimatación
28-07-11           Primer porteo a campo 1
29-07-11           Segundo porteo a campo 1
30-07-11           Día de descanso en campamento base
31-07-11           Porteo a campo 1 y dormir
1-08-11             Porteo a campo 2. Dormir en campo 1
2-08-11             Regreso a campo base
3-08-11             Descanso
4-08-11             Subir a campo 1 y dormir
5-08-11             Subir a campo 2 y dormir
6-08-11             Subir a campo 3 y dormir
7-08-11             Ataque a cumbre y regreso a campo 3
8-08-11             Regreso a campo base
9 y 10-08-11     Días de descaso en campamento base
11-08-11           Campo base - Kashgar
12 y 13-08-11   Kasghar
14-08-11           Kashgar – Urunqui – Pekín
15 al 17-08-11  Pekín
18 y 19-08-11   Pekín – Budapest – Madrid – Valencia

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Informe de la expedición: 9- Publicidad

La conciencia de la importancia del proyecto y del interés que despertaba nos llevó a crear un blog (cumbresenfamilia.blogspot.com), solución más sencilla que una página web, y gratuita. En él, por una parte dimos publicidad a nuestro proyecto, y por otra pudimos informar de su desarrollo.

En él están recogidos todos los antecedentes del proyecto, datos sobre su preparación y una crónica de su desarrollo.

Doble página del periódico ADN dedicada a nuestros planes
Gracias a algunos amigos pudimos conectar con varios medios de comunicación, lo que ha permitido que la noticia apareciera recogida en un periódico, que nos hicieran un reportaje en televisión y varias entrevistas en la radio. En el blog aparecen enlaces para todos ellos.

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Informe de la expedición: 8- Presupuesto

(Para toda la familia, seis miembros)

8.1 - Individual
                                       Precio/persona  Subtotal (6x)
Vuelos                                             800   4.800
Tasas Aéreas                                   350   2.100
Logística hasta campo base         1.350   8.100
Comida de altura                            200   1.200
Material personal de altura          1.000   6.000
Seguros                                           200   1.200

8.2 - Común
Comunicaciones                              500    500
Material de altura común             1.000  1.000

                                                               24.900 TOTAL €

La única fuente de financiación externa fue la que obtuvimos de la venta de las camisetas de la expedición. Inicialmente hicimos 120 y posteriormente otras 30, lo cual nos dio parte del dinero necesario para pagar el material de altura común. Por otra parte gozamos de la ayuda de Alvarado Sport de Valencia para conseguir el material a un precio especial, lo que sin ser financiación directa, supuso una gran ayuda para poder cubrir gastos. Algunos amigos se ofrecieron a ayudarnos a pagar los gastos generados por el sobrepeso en los vuelos. Afortunadamente no fue necesario pues conseguimos pasar todo el equipaje sin cargo extra.

El resto de la financiación vino de la aportación personal de los expedicionarios.

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Informe de la expedición: 7- Infraestructura de la expedición (4)

4- Comunicaciones

En el momento actual es de vital importancia cuidar el tema de comunicaciones durante la expedición, tanto internas entre los miembros del equipo, como externas, hacia las personas interesadas en el proyecto. Por ello desde el primer momento buscamos solución a los distintas facetas del tema.

a) Comunicaciones internas

Para mantener la comunicación entre los miembros de la expedición durante el desarrollo de la actividad llevamos cuatro emisoras, dos más grandes y potentes, y otras dos más pequeñas. Las características de la montaña permitieron que con ellas mantuviéramos buena comunicación entre el campamento base y los campamentos 1 y 2. No sabemos si podríamos haber comunicado desde el campamento 3 y desde la cima, pues la avería de una de las de mayor potencia y un descuido en la carga de la otra hizo que no funcionaran durante el ataque a cumbre.

La segunda opción de comunicación fue el uso de dos teléfonos móviles con tarjetas de uso interno en China (por 10 euros cada una, con tarifa plana), que compramos a través de la agencia local. La cobertura de telefonía en la montaña es casi total, siendo fácil identificar dónde está la antena (junto a Subax), lo que permite con pequeños desplazamientos conseguir conexión (cuando ves la antena). En la cima no tuvimos cobertura aunque nos habían asegurado que sí había (quizás fue un problema momentáneo), pero desde los campos altos pudimos hablar sin problemas con el campo base (en el que sí que era imprescindible buscar zonas con cobertura, pues el repliegue del terreno que hay al oeste de la explanada la dificultaba). No hay que olvidar que los teléfonos que se lleven sean libres para que funcionen con cualquier tarjeta.

b) Comunicaciones externas

Nuestra intención era llevar un teléfono satélite, pero nos resultó difícil aclarar cómo se podía arreglar el tema, que además era muy caro. Por ello al final lo dejamos estar y nos limitamos a los teléfonos convencionales para comunicar, aunque con ello no teníamos conexión con Internet. Pudimos así llamar y enviar mensajes, lo que al final fue nuestro cauce de comunicación de noticias. Compramos una tarjeta china para llamadas internacionales con un coste supuestamente inferior, pero no se podía controlar el consumo y el saldo se terminó mucho antes de lo esperado, dejándonos la impresión de que realmente no era tan rentable.

Las llamadas con las líneas españolas, restringiendo su duración al máximo, supusieron un coste relativamente reducido y asumible.

Para mantener informados a los interesados enviábamos un mensaje de texto casi todos los días con la información más importante, que era colgada en nuestro blog por unos amigos en Valencia.

Una expedición vecina sí llevaba teléfono satélite y nos dejó hacer un envío de texto y fotos, pero por al no tener la cuestión bien preparada, el consumo fue elevadísimo y su precio superior a todos los mensajes del resto de la expedición juntos. En lo que sí nos aprovechamos de ellos fue en la información meteorológica que recibían, pero algo similar con menor coste podría haberse hecho por teléfono o mensajes con alguien que tuviera la información y nos la transmitiera de viva voz.

En resumen, el uso de teléfono satélite sólo se justifica si se está interesado en enviar crónicas largas y fotos, pues en otro caso hay opciones más baratas y suficientes. Además, en caso de llevarlo, es imprescindible saber del tema, para llevar versiones de los programas de comunicación preparadas para reducir el consumo. En otroo caso el coste se dispara (sólo conectar con un servidor de correo como gmail para empezar a enviar el mensaje ya nos costó más de 10 euros).

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Informe de la expedición: 7- Infraestructura de la expedición (3)

3- Botiquín y aspectos de salud

Afortunadamente apenas tuvimos problemas médicos, por lo que la mayor parte del botiquín regresó intacto (algo de lo que nos alegramos mucho sin que por ello lo consideremos por ello innecesario o excesivo).

Casi todos los miembros de la expedición hicimos una prevención del mal agudo de montaña con extracto de ginkgo biloba (que ya habíamos empleado en expediciones previas con lo que nosotros creemos que es un buen resultado), que tomamos de forma prolongada desde antes de la salida. Nosotros no empleamos otros medios habituales entre muchos montañeros (como la aspirina o la azetazolamida). Tuvimos frecuentes cefaleas que no terminaron de desaparecer prácticamente en toda la expedición, y un par de momentos los primeros días de clínica de mal agudo de montaña (náuseas y vómitos) en un par de miembros del grupo. Miguelo en la cumbre tuvo clínica que podría corresponder a un inicio de edema cerebral, con cierta ataxia, desorientación y fotopsias, que cedieron rápidamente al perder un par de cientos de metros de altura.

Los únicos problemas frecuentes que generaron bastante consumo de fármacos fueron la cefalea (ibuprofeno), la diarrea (loperamida y suero oral), obstrucción nasal (vasoconstrictores) y el insomnio (zolpidem). El material de curas, los antibióticos y la medicación para los cuadros graves de mal agudo de montaña no se utilizaron en absoluto, al igual que la mayoría del resto de los fármacos.

Los protectores solares son imprescindibles, pero no se consume una cantidad grande, pues la superficie a cubrir suele ser pequeña.

Pulsioximetría en el campo 2
Un miembro de uno de los otros grupos con los que compartíamos el campamento base tuvo un episodio de hemorragia digestiva alta, con hematemesis y melenas, causado probablemente por la ingesta de aspirina. El cuadro cedió totalmente con tratamiento conservador y dosis altas de inhibidor de la bomba de protones (omeprazol). Tras estar bastante afectado físicamente en las primeras horas, luego se recuperó e incluso pudo atacar (y alcanzar) la cumbre.

No tuvimos que atender otros problemas médicos de otras expediciones.

Llevábamos un pulsioxímetro que permitió medir la saturación de oxígeno en los distintos campamentos. Cabe decir que en la cumbre la saturación del miembro del grupo que había subido mejor era de 57 % (insuficiencia respiratoria crítica a nivel del mar).

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Informe de la expedición: 7- Infraestructura de la expedición (2)

2- Alimentación

Las comidas en el campamento base estaban contratadas a la agencia (para 10 días de un total de 18 que teníamos previsto permanecer en la montaña). Los primeros días fueron muy deficientes, tanto en cantidad y calidad, como en características. Excesivamente picantes, poco sustanciosas y repetitivas, prácticamente sin carne, pan o fruta. A partir de la mitad de la expedición, y después de múltiples quejas canalizadas incluso a través de nuestra agencia de Valencia, conseguimos que mejoraran parcialmente, siendo un poco más abundantes, menos picantes y más adecuadas para la situación (pasta, algo de fruta...). Sin embargo, en ningún momento se pudo decir que comiéramos especialmente bien y acabamos bastante hartos y aburridos. Fueron aportaciones especialmente positivas los alimentos que llevábamos desde España. Fue posible conseguir cerveza china a un precio razonable, aunque su calidad era bastante baja. La cuenta de los días consumidos por cada uno en el campamento base no fue muy estricta, aunque sin duda no superamos los días contratados (al fin y al cabo nos marchamos dos días antes de lo previsto).

Preparando las raciones de comida en el garage de nuestra casa
Sabíamos que la comida en los campamentos de altura es fundamental. No puede faltar, pero tampoco puede ser excesiva. La experiencia del Monte Kenia, en donde nos vimos obligados a retirarnos fundamentalmente por transportar un exceso de peso, nos marcó de forma clara, tanto en la búsqueda de opciones más ligeras, como en cuidar las cantidades. Además, la limitación de peso en los vuelos también nos obligó a ser muy cuidadosos en los dos aspectos: peso y cantidad.

Llevamos raciones de altura para los seis durante 7 días, que era lo que calculábamos que debíamos pasar en los campamentos superiores, así como una ración de cena para seis y 8 raciones diarias individuales de reserva. A esto le añadimos algunos alimentos seleccionados para poder celebrar momentos especiales, y para romper la posible monotonía de la alimentación, recordando nuestra tierra (jamón, embutidos, turrón, chocolate...).

La comida diaria de una persona pesaba unos 750 gr aportando algo más de tres mil calorías.

Llevamos 50 raciones individuales personales formadas por:
- 1 sobre de capuccino + azúcar
- 1 sobre de zumo en polvo
- 2 sobres de batido en polvo
- 1 sobre de sopa
- 1 sobre de natillas en polvo
- 6 bolsitas de infusiones + 4 sobres de azúcar
- 80 gr de frutos secos
- 5 barritas de cereales variadas.

Esto se completaba con un paquete diario para la cena de seis personas (8 paquetes en total) formado por:
- 3 sobres de comida liofilizada de una ración
- 2 paquetes de fiambre de 150 gr (jamón o embutidos)
- 6 tortitas mejicanas
- 1 sobre de zumo (tipo tang).

Como alimentos para el campamento base y de reserva añadimos:
- 2 paquetes de longaniza seca
- 2 fuets
- 4 paquetes de fiambre de 150 gr
- 6 tabletas de turrón
- 4 tabletas de chocolate
- 1 botella de whisky
- 200 bolsas de infusiones
- Caramelos.

La ración de cena era un poco excesiva y sobraba sistemáticamente uno de los sobres de fiambre. La ración individual también era generosa, pero lo que sobraba servía para ser consumido durante la actividad del resto de los días, en los que luego dormíamos en el campamento base.

Finalmente, al acortar la permanencia en altura sólo consumimos 6 raciones de cena y 34 raciones individuales. Todos los alimentos del campamento base fueron gastados.

Aunque nos esforzamos en beber lo necesario, quizás tomamos algo menos de lo recomendable. Para añadir al agua utilizamos exclusivamente bolsas de infusiones, prescindiendo de otros productos (polvos energéticos), que consumimos normalmente, por su excesivo peso.

El gas necesario para fundir nieve para beber y calentar agua para los alimentos lo calculamos según nos indicaron otras personas con más experiencia. Contamos un cartucho para cada dos personas y día (3 cartuchos diarios durante 8 días y uno de reserva, total 25 cartuchos). La cuenta fue claramente excesiva. En realidad consumimos 9 cartuchos, permaneciendo en altura 6 días, es decir un cartucho y medio por día. Cierto es que varios de los días éramos sólo cinco y que el tiempo fue bastante bueno, lo que sin duda reducía el consumo, pero parece que con una carga diaria cada tres personas debería ser suficiente (habrían sido 16 cargas en total).

El gas nos lo facilitó la agencia local a un precio de 5 euros la carga, y luego nos recompró los sobrantes llenas a 2 dólares. Todo un negocio.

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Informe de la expedición: 7- Infraestructura de la expedición (1)

1- Material

a) Tiendas

Aparte del equipamiento del campamento base que teníamos contratado (tiendas personales cada dos con colchonetas, tienda comedor y cocina), usamos un total de 5 tiendas para los campamentos de altura (dos nuestras, una de tres plazas y otra de dos, una que nos habían prestado de tres plazas y dos de tres plazas alquiladas allí con un coste de 80 euros cada una). Todas eran tiendas de alta montaña de expedición que funcionaron bastante bien, aunque en general nos resultaron un poco pequeñas. La tienda que nos habían prestado se rompió en el campo 1 por el viento (el nylon estaba muy desgastado).

Instalamos las dos tiendas alquiladas (de tres plazas pero un poco pequeñas) en el campo 1. Mientras la tuvimos allí (hasta que subió a las campamentos más altos) tuvimos allí montada otra de dos plazas para poder estar más cómodos. La única noche que pasamos en el campo 2 montamos dos tiendas de tres plazas, una de las cuales la dejamos allí montada para posibles situaciones de emergencia, y al campo 3 subieron una tienda de tres y otra de dos (en aquel momento ya sabíamos que Alicia no iba a subir).

b) Material de cocina

En el campo 1 utilizamos una cocina y un pequeño hornillo. En los campos superiores subimos 2 hornillos de altura (del tipo “jetboil”). Cometimos el error de no dejar un hornillo en el campo 2 lo que impedía que alguien pudiera bajarse a él mientras el resto estaban más arriba.

Por otra parte utilizamos “batidoras” (vasos con tapa hermética) que permitían preparar muy fácilmente los alimentos en polvo, y “tenecharas”, práctico cubierto que combina cuchara y tenedor.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que en los aeropuertos, de forma repetida, nos quitaron los encendedores no sólo del equipaje de mano, sino también del equipaje facturado. Afortunadamente a la ida algunos pasaron, pero luego a la vuelta nos los quitaron todos.

c) Material de seguridad

Llevábamos dos cuerdas para el glaciar (una de 20 y otra de 30 metros), algunas estacas, anclas y tornillos, así como cordinos, cintas, mosquetones, poleas, etc. Lo subimos todo hasta el campo 2 la primera vez, pero cuando vimos las características de la ruta y como estaba equipada, decidimos prescindir de todo ello. Con llevar algún cordino, una cinta y un mosquetón es más que suficiente, para poder asegurarse a las cuerdas fijas si se considera necesario (nosotros no llegamos a hacer ni eso).

Material imprescindible son las palas (llevamos 4), material de reparaciones, especialmente cinta americana, que puede resolver innumerables problemas (a nosotros nos salvó con la rotura de un petate en el viaje y con la de una tienda en los campamentos de altura), los juegos y la lectura abundante (ahora mucho más fácil con los libros electrónicos).

Aunque no es fácil utilizarla (por el tiempo irregular), una ducha solar puede ser útil, y no debe faltar el material de higiene y limpieza. Al final de la expedición, lo que nos sobra es muy bien recibido por la gente del lugar.

Llevamos algunas placas solares pequeñas que nos permitían cargar pequeños aparatos (teléfonos, cámaras, pilas, aparatos de música...), aunque en el campamento base había instaladas placas grandes que permitían la fácil carga de cualquier aparato.

Un elemento imprescindible es el GPS, pues la entrada de niebla dificulta enormemente la orientación y puede hacer muy peligroso el regreso, ya que la pérdida de la ruta podría conducirnos a las paredes que la flanquean tanto al norte como al sur, o dificultar la localización de los campamentos. Sería conveniente llevar (y saber utilizar) uno cada uno. Al menos son necesarios dos o tres para poder distribuirlos si el grupo se separa.

d) Material personal de altura

El material general ha sido muy similar al que habíamos utilizado en otras expediciones, aunque ha habido algunos elementos que hemos tenido que actualizar. Entre estos elementos cabe citar:
Saco de dormir: hemos llevado sacos de temperaturas de confort de –12/14º. Con eso no ha habido ningún problema para dormir. Hemos utilizado colchonetas ligeras (de las llamadas “hueveras”).
Botas: en la parte alta de la montaña hemos utilizado botas de expedición dobles con cubrebotas. Así no hemos tenido problemas de frío en los pies. Hasta el campo 1 hemos usado botas normales de treking.
Guantes: hemos utilizado manoplas de expedición con guantes de fibra debajo.
Chaqueta de plumas: no es necesario el mono de plumas completo, pero en el ataque a cumbre y en los campamentos hemos usado con buen resultado chaquetas de plumas. El resto del tiempo ha sido suficiente con chaquetas de goretex normales.

El resto de la ropa ha sido el habitual sistema de tres capas. Lo mismo puede decirse respecto a crampones, piolet y resto del material personal. La mayor parte del tiempo usamos bastones en vez de piolet. No empleamos camel back por el problema de la congelación del líquido en el tubo. Los termos eran prácticos en los campamentos, para tener agua caliente por la mañana. Durante el día era suficiente con cantimploras con funda de protección.

Llevamos las raquetas hasta el campamento 2, pero luego no fueron necesarias por las condiciones de la nieve. De todas formas, en caso de fuertes nevadas (como las que hubo en los días siguientes a nuestra ascensión) sí que habrían hecho falta, por lo que no parece conveniente prescindir de ellas a priori.

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Informe de la expedición: 5- El viaje

Pese a la cada vez mayor facilidad para los viajes que hay en la actualidad, es difícil organizar el desplazamiento hasta la montaña sin el apoyo de alguna de las agencias que trabajan en la zona. Estas agencias colaboran con otras españolas que organizan todos los aspectos del viaje y la estancia en el campamento base. Hay también alguna agencia española que organiza expediciones guiadas al Muztagh Ata prácticamente todos los años.

Nosotros habíamos contratado la organización con la agencia valenciana Montañas del Mundo, con otros dos grupos que pretendían asímismo la ascensión, de forma conjunta a fin de abaratar costes. La organización se ocupó de todos los desplazamientos, de los trámites burocráticos y obtención de permisos, y de la organización y funcionamiento del campamento base. Por encima de éste hemos sido totalmente autónomos.

La mayoría de las expediciones llegan a la montaña viajando a través de Uzbekistán (vuelos vía Moscú hasta Biskek), con un largo desplazamiento posterior hasta el destino por carretera (varios días). Nosotros hicimos el viaje vía Pekín y Urunqui, lo que nos llevó en avión en menos de 48 horas hasta Kashgar, y de allí por carretera hasta la base de la montaña, lo que es un viaje bastante más rápido. Precisamente por esa rapidez hay que tener cuidado, pues te puedes encontrar en el campo base a 4.420 metros de altura escasamente 24 horas después de dejar el nivel del mar, lo que para la aclimatación es un serio inconveniente. Es imprescindible tener claro que los primeros días no se va a poder hacer gran cosa por encima del campo base aunque las dificultades sea mínimas.

Como hemos dicho, el viaje lo realizamos de forma conjunta con otras dos expediciones, ambas procedentes de Valencia, una de 6 miembros (Coque, Montse, Pep, Jaume, Kim y Alfonso) y otra de 5 (Javier, Bosco, Ignacio, Pablo Roberto) que, compartiendo la infraestructura del campamento base, una vez en la montaña llevaron a cabo la actividad de forma totalmente independiente. En total alcanzaron la cumbre nueve de ellos.

Como dato práctico es interesante apuntar que aunque el horario oficial en toda China es el mismo (horario de Pekín), en realidad en la zona de la montaña debería ser dos horas más temprano. Nosotros conservamos el horario oficial, pero funcionábamos con el horario solar.

22-07-11                    Valencia - Madrid
23-07-11                    Madrid – Bruselas – Pekín
24-07-11                    Pekín – Urunqui
25-07-11                    Urunqui – Kashgar – Lago Kara Kul
26-07-11                    Lago Kara Kul – Campo base
27-07-11 a 12-08-11  Aclimatación y ascensión a la montaña
11-08-11                    Campo base - Kashgar
12 y 13-08-11            Kasghar
14-08-11                    Kashgar – Urunqui – Pekín
15 al 17-08-11           Pekín
18 y 19-08-11            Pekín – Budapest – Madrid – Valencia

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Informe de la expedición: 6- La vía y los campamentos (OTRAS VIAS)

La vía clásica, por la que subieron las primeras expediciones, discurre por el brazo sur de la herradura de la ladera oeste de la montaña. Remonta un desnivel parecido al de la vía normal desde su campo base y tiene unas características muy similares.

En las otras caras se han abierto algunas vías (arista sur, arista este) pero prácticamente no se han repetido.

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Informe de la expedición: 6- La vía y los campamentos (VIA CAMPO 3 - CUMBRE)

Entre el lugar donde nosotros montamos el campamento 3 y donde se suele hacer con más frecuencia sólo hay que remontar unos 250 metros de una ladera uniforme, y al final girar a la izquierda hacia la hondonada donde suelen montarse las tiendas.

La monótona pendiente ya cerca de la cima
La ruta continúa hacia el sureste por laderas de nieve de unos 30-35 grados de media, con algunos repechos mayores hacia la mitad (7.100 metros), y realiza mínimos cambios de dirección para evitar algunas grietas. Al final va perdiendo inclinación de forma muy progresiva, tanto que las rocas que forman la cima no empiezan a verse hasta que estás muy por encima de los 7.400 metros. Esto en algunos momentos llega a desanimar y a minar la moral.

La cima está formada por dos afloramientos rocosos de unos 5-10 metros de altura, casi simétricos (el más alto es el del sur) con un pequeño collado en medio. En ellos se amontonan restos diversos (banderas, pancartas, palos...) dejados por las expediciones. La vista hacia el este es espectacular e inesperada, después de la monotonía de la ladera por la que se ha subido.

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Informe de la expedición: 6- La vía y los campamentos (VIA CAMPO 2 - CAMPO 3)

Se sale por detrás del campamento, una vez más hacia el este, remontando directamente la pendiente hasta unos 6.290 metros, donde una serie de grietas cruzan la ruta. Allí se inicia una diagonal hacia la derecha por debajo las grietas, para entrar en un pequeño valle entre los seracs, donde nuevamente se sube la ladera de forma directa hacia el este. A 6.410 metros, en un pequeño collado (lugar donde podría montarse un campamento con relativa facilidad), nuevamente se gira ligeramente a la derecha en una ladera ya muy directa. A 6.540 en esta ladera nosotros montamos el campamento 3.

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Informe de la expedición: 6- La vía y los campamentos (VIA CAMPO 1 - CAMPO 2)

Serac sobre l campo 1
Del campo 1 se sale directamente hacia arriba (este), entrando en el hielo desde el límite de las tiendas. Se sube recto hasta 5.560 donde se forma un plateau donde a veces hay tiendas montadas. Allí se gira a la izquierda (norte) para subir en diagonal dejando a la derecha el serac. En este tramo hay algunas grietas y había una cuerda fija. A la izquierda, relativamente lejos, se abre el precipicio que cae sobre el glaciar Kmatolja. Una caída con nieve dura y sin llevar medios de detención (se sube habitualmente con bastones) podría ser problemática de detener.

A unos 5.650 metros termina la diagonal y la cuerda fija, y hay que girar hacia la derecha, para remontar el borde superior del serac que dominaba el plateau, hasta alcanzar una pequeña plataforma a 5.750 metros.

La pendiente sobre el campo2, camino del campo 3
En este punto la ruta entra en una zona agrietada y serpentea sobre los seracs hasta cruzar a un pequeño valle colgado. Remontado éste, bajo una gran pared de hielo se gira a la derecha para en fuerte pendiente (50 º) salir de la hondonada. Luego, en diagonal hacia la izquierda, se abandona la zona de las grietas (5.900 metros).

Desde aquí se remonta una larga pendiente nevada no muy inclinada, que resulta dura y larga. Arriba se va girando lentamente hacia la izquierda y se llega al campamento 2 a 6.200 metros, que no es visible hasta que no estás encima. La huella que sale de la hondonada por el otro lado (y que lleva al campo 3) puede engañar y hacer pensar que aun falta mucho para llegar, y eso además en un momento en que las fuerzas suelen estar muy justas.


Informe de la expedición: 6- La vía y los campamentos (VIA CAMPAMENTO BASE - CAMPO 1)

Desde el campo base sale una senda perfectamente marcada que supera las laderas terrosas e inestables al oeste y que, tras cruzar el cauce del riachuelo que baja de los heleros, entra en la larga loma pedregosa. Se gana altura de forma progresiva y sin ningún problema de ruta. Se superan un par de resaltes, detrás de los que hay zonas más llanas en las que es posible montar alguna tienda (aproximadamente a 5.100 y 5.200 metros). Salvo en el caso de darse simultáneamente nevadas realmente muy intensas (que no parecen frecuentes en verano) que cubrieran totalmente toda traza de la senda, y niebla espesa, no parece que pueda haber problemas de orientación, aunque al norte (izquierda subiendo) se abre un precipicio sobre el glaciar Kmatolja. Siguiendo directamente hacia el oeste (de bajada) se debe llegar sin problemas al campo base.

El camino encima del campamento base, subiendo al campo 1
Hay agua en el riachuelo al principio, pero como ya hemos dicho nosotros dejamos de beberla cuando se nos plantearon dudas de su potabilidad.

En la zona hay bastantes marmotas y unas flores muy parecidas al edelweis, aunque un poco más pequeñas.

Nosotros tardábamos alrededor de 4 horas en subir los mil metros de desnivel (con un mínimo de 3 horas y un máximo de 5, según personas y circunstancias), y en contra de lo esperado no notamos una clara mejoría en los tiempos a lo largo de la expedición (casi podríamos decir que al contrario).

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