14 de diciembre de 2011

Informe de la expedición: 7- Infraestructura de la expedición (3)

3- Botiquín y aspectos de salud

Afortunadamente apenas tuvimos problemas médicos, por lo que la mayor parte del botiquín regresó intacto (algo de lo que nos alegramos mucho sin que por ello lo consideremos por ello innecesario o excesivo).

Casi todos los miembros de la expedición hicimos una prevención del mal agudo de montaña con extracto de ginkgo biloba (que ya habíamos empleado en expediciones previas con lo que nosotros creemos que es un buen resultado), que tomamos de forma prolongada desde antes de la salida. Nosotros no empleamos otros medios habituales entre muchos montañeros (como la aspirina o la azetazolamida). Tuvimos frecuentes cefaleas que no terminaron de desaparecer prácticamente en toda la expedición, y un par de momentos los primeros días de clínica de mal agudo de montaña (náuseas y vómitos) en un par de miembros del grupo. Miguelo en la cumbre tuvo clínica que podría corresponder a un inicio de edema cerebral, con cierta ataxia, desorientación y fotopsias, que cedieron rápidamente al perder un par de cientos de metros de altura.

Los únicos problemas frecuentes que generaron bastante consumo de fármacos fueron la cefalea (ibuprofeno), la diarrea (loperamida y suero oral), obstrucción nasal (vasoconstrictores) y el insomnio (zolpidem). El material de curas, los antibióticos y la medicación para los cuadros graves de mal agudo de montaña no se utilizaron en absoluto, al igual que la mayoría del resto de los fármacos.

Los protectores solares son imprescindibles, pero no se consume una cantidad grande, pues la superficie a cubrir suele ser pequeña.

Pulsioximetría en el campo 2
Un miembro de uno de los otros grupos con los que compartíamos el campamento base tuvo un episodio de hemorragia digestiva alta, con hematemesis y melenas, causado probablemente por la ingesta de aspirina. El cuadro cedió totalmente con tratamiento conservador y dosis altas de inhibidor de la bomba de protones (omeprazol). Tras estar bastante afectado físicamente en las primeras horas, luego se recuperó e incluso pudo atacar (y alcanzar) la cumbre.

No tuvimos que atender otros problemas médicos de otras expediciones.

Llevábamos un pulsioxímetro que permitió medir la saturación de oxígeno en los distintos campamentos. Cabe decir que en la cumbre la saturación del miembro del grupo que había subido mejor era de 57 % (insuficiencia respiratoria crítica a nivel del mar).

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