14 de diciembre de 2011

Informe de la expedición: 6- La vía y los campamentos (CAMPAMENTO BASE)

El campamento base se encuentra situado al oeste de la montaña, a 4.420 metros de altura, en una explanada entre la morrena terminal del Glaciar Kartamak, y el glaciar Kmatolja.

Está cruzado por el torrente que baja desde el propio glaciar Kartamak, cuyo caudal varía de forma importante a lo largo del día, en función de la temperatura. Después de un día de sol, cruzarlo puede ser relativamente complicado. El agua es blanquecina por los sedimentos que arrastra. Hay otro riachuelo menor de agua más clara, que viene de los neveros al oeste del campamento, también de flujo muy variable (muchos días se llegaba a secar). De éste estuvimos bebiendo los primeros días, pues el agua nos parecía de fiar si la cogíamos por encima del campamento, hasta que descubrimos un gusano en un cantimplora que habíamos llenado en él. Después ya sólo consumimos agua hervida.

El campamento base del Muztagh Ata desdpués de una nevada
La única infraestructura del campamento es una letrina bastante simple pero relativamente limpia y sin demasiados olores. Eso sí, sin ninguna intimidad. Aprendimos a no hacer caso de que pasara alguien por delante en momentos que siempre consideramos personales, o que nos encontráramos dentro a alguien protegiéndose del viento para hablar por teléfono, y que no se daba por enterado de nuestro deseo de estar solos. Mientras estuvimos allí estaban trabajando en un edificio de aseos (letrinas, ducha y lavabo, en dos partes, para hombres y mujeres) mucho más acorde a lo que estamos acostumbrados. Los acabados no eran muy perfeccionistas, pero supondrá una importante mejora mientras se le haga un mínimo mantenimiento que evite su deterioro. El tiempo dirá.
Hay también tres astas para bandera de gran tamaño que hablan de actitudes nacionalistas y totalitarias.

Hay cobertura parcial teléfono móvil, pues la curva de la ladera hace que en el propio campamento a veces no se pueda conectar. Buscando un poco en los alrededores la posibilidad de llamar es buena.

En el campamento hay de forma permanente un funcionario del gobierno que controla que todo se desarrolle con normalidad y que con cierta frecuencia te llama la atención por el incumplimiento de unas normas que por otra parte nadie se ha molestado en explicarte. Por ejemplo te puede obligar a no lavarte en el río “porque aguas abajo usan el agua para beber”, pero no ve problema en que en el mismo río los cocineros laven cacharros o ropa. 
Nuestras amiguitas kirguises del campamento base

En la zona del campamento viven durante el verano varias familias de la zona (kirguises) en tiendas que ellos mismos llaman yurtas, aunque no se corresponden con la tipología redonda tradicional. Las mujeres ayudan en las cocinas de los campamentos, y los hombres trabajan de porteadores, mientras los niños juegan por la zona y se relacionan con los montañeros. Son hospitalarios y amables, y te ofrecen objetos de artesanía hechos por ellos mismos. No son pesados y los niños se hicieron amigos nuestros. Sobre todo nos pedían jabón, crema o pasta de dientes. Cuando termina el verano bajan a los poblados de la llanura, donde los mayores trabajan y los pequeños van a la escuela.

Camellos bactrianos llegando al campamento base

Al campo base se sube por una pista apta para vehículos todoterreno (y para las motos típicas de la zona con que los lugareños han sustituido en muchos casos a sus tradicionales caballos) que sube desde Subax (3.800 metros), en la Karakorum Highway. A pie se tarda entre 3 y 4 horas, y es posible atajar la parte final por una senda más directa. El único problema para subir es el cruce del torrente glaciar, especialmente si baja muy cargado tras una jornada de calor. En ese lugar están construyendo un puente. Aunque se hace parte del transporte del material con la ayuda de camellos bactrianos (lo tradicional), esto en la actualidad es algo más bien dirigido a la imagen y el “turismo”, siendo la mayoría del transporte realizado en vehículos a motor.


La infraestructura de nuestro campamento, además de las tiendas personales, consistía en tres tiendas grandes, una para cocina, otra para almacén de material y la tercera para el comedor, en el que pasamos bastantes horas, especialmente los días de descanso, haciendo tertulia (sobre todo en las sobremesas), jugando a las cartas o leyendo. Disponíamos de una placas solares y baterías que nos permitían cargar los aparatos electrónicos.

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