14 de diciembre de 2011

Informe de la expedición: 10- Desarrollo de la expedición (6)

6- Ataque a cumbre

El día 4 preparamos con mucha calma todo lo que necesitábamos para el intento a cumbre. Prácticamente todo el material estaba arriba (sólo faltaba algo de comida) y sobre todo llevábamos nuestro material personal.

La subida se hizo más dura de lo que pensábamos y en realidad fue la que más tiempo nos costó de las cuatro que hicimos al campo 1. Una vez arriba cenamos bien (había agua de fusión en el glaciar, lo que nos ahorró parte del proceso de fusión, pero nos dimos cuenta cuando ya llevábamos un buen rato en ello) y la noche fue tranquila.

Por la mañana el tiempo era espléndido y nos preparamos calma, aunque procuramos que no se hiciera tan tarde como tres días antes, pues el calor en el glaciar había sido uno de los factores que hizo la subida dura. Habíamos decidido no subir el material de escalada (cuerda, arneses, medios de fijación en hielo) pues sabíamos que las condiciones del glaciar no lo hacían necesario, y que en los sitios con algo más de problema había cuerdas fijas. Tan sólo cogimos una cinta, un cordino para hacer un prusik y un mosquetón por cabeza, con los que poder improvisar un seguro si era necesario.

Al alcanzar los 5.600 metros, Alicia, que ya había decidido que no iba a intentar la cumbre, decidió bajarse. Nos separamos con bastante emoción y ella con calma bajó hasta el campamento base. Los demás seguimos por la ruta que ya conocíamos hacia el campo 2.

Alex, Miguelo y Miguel llegamos relativamente bien, a Rober le costó más y Berta tuvo bastantes dificultades para conseguirlo. En la última parte Miguel bajó para ayudarle a subir la mochila.

En el campamento descubrimos que alguien había dormido en nuestra tienda y que como consecuencia de ello estaba medio desmontada. Afortunadamente no faltaba nada. Tuvimos que trabajar duro para montar la segunda tienda y volver a colocar la que ya teníamos. El proceso de preparar la cena fue bastante pesado, pues estábamos muy cansados. El atardecer fue espléndido y la noche tranquila.

La mañana del día 6 el tiempo seguía magnífico. Sabíamos que el peso a transportar nos estaba condicionando mucho. Por ello, y dado que la nieve estaba dura y no eran necesarias, dejamos las raquetas en este campamento. También habíamos decidido montar el campo 3 algo más bajo de lo habitual. Con ello se alargaría el día de subir a la cumbre, pero a cambio ese sería un momento en el que no transportaríamos apenas peso.

Recogimos todo con mucha calma, pues la etapa iba a ser corta, y nos pusimos en marcha a la una y media. Fuimos ganando altura poco a poco, y tardamos algo más de dos horas en llegar a un punto a 6.520 metros, donde el grupo de Coque había decidido instalar su campamento. Miguel, Miguelo y Alex que llegamos primero, empezamos a trabajar hasta que tuvimos hechas dos magníficas plataformas donde montamos las tiendas. Nos resultaba imposible palear de forma fluida y teníamos que hacerlo de rodillas pues en otro caso nos podía la fatiga. Rober llegó más tarde y después Miguelo bajó unos 100 metros para ayudar a Berta que subía muy mal, subiéndole la mochila.

La organización del campamento resultó bastante divertida y nos reímos haciendo “ful monty” en la nieve. Había un ambiente de contenido nerviosismo y bastante optimismo: estábamos a “sólo” mil metros de nuestro objetivo, el tiempo era bueno, las condiciones de la nieve adecuadas y casi todos nos sentíamos físicamente bien. ¡Incluso cabía en lo posible que al día siguiente alcanzáramos nuestro objetivo!

Después de cenar, comunicamos con el campo base y enviamos un mensaje a Valencia: “Estamos instalados en el Campo 3 a 6.520 metros de altitud. Mi saturación de oxígeno en sangre en este momento es de 77, 104 ppm. El día ha sido espléndido. Esta noche están previstas temperaturas de -15/-20 grados. Mañana a las tres de la madrugada (las 21 en España), saldremos hacia la cumbre, donde esperamos llegar sobre las 13 horas (7 en España). Estamos nerviosos, algo preocupados y con muchísimas ganas. Un super saludo desde el Muztagh Ata. Miguel”. Finalmente, con el sol todavía en el cielo, intentamos dormir un poco (y en general lo conseguimos).

A las 3 de la madrugada sonaron los despertadores. Lentamente nos fuimos activando. Desayunamos algo caliente con el agua de los termos preparada la noche anterior y preparamos líquido para el día. Hacía frío, pero la ausencia de viento hacía bastante tolerables los 15-20 grados bajo cero (horas después, en el momento del amanecer se llegó a los 25-30 grados negativos). Nuestro material parecía funcionar bastante bien y no teníamos especial frío ni en las manos ni en los pies, siempre los sitios más problemáticos. Berta había decidido quedarse, pues consideraba que no estaba en condiciones de intentar la cima con garantías, y pensaba que si empezaba a subir, con mucha probabilidad tendría que bajarse, lo que obligaría a alguien a volverse con ella. Nos despedimos con emoción, y a las 4 y media empezamos a subir. Junto a nosotros venían también los miembros del otro grupo: Montse, Coque, Alfonso, Pep, Kim y Jaume.

La sombra de la montaña en el momento del amanecer,
cuando vamos camino de la cima
La progresión en esas condiciones es muy lenta. Un ritmo muy pausado, acompasando la respiración a la pendiente, ganando unos cien metros de desnivel por hora, intentando que en ningún momento falte el aliento en exceso. Una larga fila en la oscuridad, en el gélido ambiente sobre la superficie helada de la nieve, y bajo un cielo con un número inabarcable de estrellas. Y por lo demás nada, ni una luz en el horizonte, sin más sonido que el viento, las pisadas sobre la nieve y el propio jadear. Y tus propios pensamientos, concentrados en cada paso, en las sensaciones que te transmite el cuerpo, y en minimizar el esfuerzo.

Pasamos por el emplazamiento habitual del campo 3, unas tiendas silenciosas a 6.900 metros después de dos horas de esfuerzo. Allí Pep y Jaume decidieron quedarse en una tienda porque tenían mucho frío (luego de amanecer reiniciaron la subida y llegaron a la cumbre después de que nosotros nos bajáramos). Hubo que quitarle a Montse las botas para masajear los pies, porque se le estaban quedando helados (operación que hubo que repetir hasta 4 veces). Y prácticamente sin parar, hacia arriba, por la larga pendiente de nieve.

Nuestra camiseta en la cima
Las horas previas al amanecer, ya por encima de siete mil metros fueron duras por el extremo frío reinante y cuando finalmente salió el sol, sus rayos era completamente paralelos a la ladera y aún tardó un buen rato en atemperar algo (realmente poco) el ambiente. Y desde aquí aún nos faltaban otras 5 horas.

La pendiente era interminable, sin horizonte en ninguna dirección, sólo con el punto de referencia de la siguiente banderola para ir notando que avanzabas. Rober subía muy despacio y Miguelo empezó a perder terreno. Finalmente casi a las 2 de la tarde Miguel alcanzó la cima, acompañado de Alfonso y Kim. Permaneció en ella unos 15 minutos, haciendo una fotos y disfrutando del paisaje, pero preocupado por el resto de los integrantes del grupo. Después decidió bajar a buscar al resto que aún no había llegado. Los encontró unos 100 metros por debajo y volvió a subir con ellos. Rober subía lentamente, y Miguelo había necesitado la ayuda y el estímulo de Alex para seguir. Al llegar a la cima observamos que Miguelo tenía una marcha inestable y cuando nos dijo que veía mal, con “lucecitas” y cambios de color. Ante la posibilidad de que se tratara de un edema cerebral, decidimos que bajara de inmediato, cosa que hizo acompañado de Miguel. Alex y Rober se quedaron en la cima con Coque, Montse, Alfonso y Kim, haciendo las fotos y dejando nuestra camiseta.

Rober y Alex en la cima
Cuando perdimos un par de cientos de metros Miguelo mejoró y paramos para enviar a Valencia el mensaje soñado: “¡Cumbre, cumbre, cumbre!. Estamos en la cumbre del Muztagh Ata a 7.546 metros de altura. Alex, Rober, Miguelo y Miguel hemos llegado a la cima a las 14 h (8 en España). Berta se ha quedado en el Campo 3. Mi SatO2 en la cima es de 58%. Ahora bajamos al Campo 3 donde dormiremos y mañana regresaremos al Campamento Base. Miguel.”

El resto de la bajada no tiene mayor historia, dejarse ir por la pendiente sin notar de forma tan intensa la fatiga, pero tampoco muy holgados físicamente. Miguelo mejoró rápidamente al perder altura y a Rober, acompañado en todo momento por Alex y Alfonso, hubo que ayudarle algo para mantener el ritmo. Al llegar la campo 3 Berta nos había preparado bebida caliente y así ya pudimos relajarnos y descansar algo. Habíamos logrado nuestro objetivo y habíamos regresado hasta allí todos bien y sin problemas. La bajada hasta el campo base no parecía un problema importante. Poco a poco fueron llegando el resto: Coque, Montse, Kim y finalmente Jaume y Pep. Todos muy contentos, emocionados, felices... Además, aunque en aquel momento no lo sabíamos, en esas mismas horas en España Pep había sido padre y había nacido Ot, todo un símbolo.

Cuando llamamos a Valencia nos enteramos que todos lo sabían ya, pues el mensaje al salir de la cumbre había sido inmediatamente publicado en la web y todos habían recibido la noticia. Las maravillas de la tecnología. En el campamento base también se alegraron del éxito. De la cena hay poco que contar, y finalmente pudimos descansar y dormir más o menos bien con los deberes ya hechos.

Por la mañana el tiempo había empezado a cambiar. Había nevado por la noche, hacía viento y más frío, y empezaba a haber nubes en el cielo. La montaña cerraba la puerta a los retrasados. Recogimos todo poco a poco e iniciamos la bajada. En el campo dos desmontamos lo que quedaba y rehicimos las mochilas, ya muy pesadas, para seguir bajando, cansados pero relajados y felices. Desde allí coordinamos por teléfono con Alicia que nos enviara algunos porteadores al campo 1 para ayudarnos a bajar todo, y así dejar la montaña ya vacía de nuestras cosas. Bajamos por el glaciar observando que las grietas apenas visibles a la subida, se habían abierto de forma clara desde entonces, pero esos cambios en la montaña ya no nos afectaban. Poco más hay que contar del resto de la bajada, del recoger el campo 1, y con la ayuda de 3 porteadores y un mulo (para los dos grupos y algunas cosas del grupo de Javier Botella), bajar todo al campo base, donde nos reunimos con Alicia.

Tertulia en el campamento base después de bajar de cumbre
Durante la tertulia delante de las tiendas, en la que había un ambiente de indudable felicidad, se nos unieron los miembros del grupo de Javier Botella, de los que él con Ignacio y Pablo habían hecho cumbre un día antes, mientras Bosco estaba en el campo base. Tito en ese momento estaba en el campo 2 con intención de intentar subir al día siguiente (finalmente renunció por el cambio de tiempo). Mister Lee nos invitó, para celebrar el éxito, a su manera china: ¡con un vaso de agua caliente! Nosotros optamos por algo más positivo, y nos tomamos unas cervezas.
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