26 de junio de 2011

RUTA DEL VIAJE



Esta fue nuestra primera salida fuera de Europa con objetivo montañero. Decidimos ir al Atlas marroquí para intentar el ascenso a nuestro primer cuatromil familiar, una montaña que pensábamos dentro de nuestras posibilidades y con grandes atractivos de lejanía y exotismo dadas nuestras circunstancias.

Para conocer la zona y llevar a cabo una aclimatación adecuada programamos un trekking de 5 días que nos permitiría llegar andando hasta la base de la montaña.

Hasta Marrakech fuimos en nuestro coche. Mil quinientos kilómetros (Valencia-Algeciras-Ceuta-Casablanca-Marrakech) con menos problemas de los que se podría pensar. El cruce del estrecho es fácil si no son fechas punta y las carreteras marroquíes, si bien exigen un poco de cuidado y atención, no suponen un problema especial. El único problema fue que el camping que conocíamos en Ceuta ya no existía y tuvimos que dormir en una pensión un poco limitada en sus características.

La llegada a Marrakech con una temperatura de 46º fue un poco dura, pero rápidamente se vio compensada por lo interesante de la ciudad y el buen ambiente del hotel Alí, en plena plaza Jemaa El Fna. 
Tras un primer día de turismo, que nos permitió una primera inmersión en la medina, para disfrute especialmente de Berta, que quedó fascinada, al día siguiente nos dirigimos a las montañas, junto con nuestro guía Mohamed, que ya llevaba su camiseta azul, que usaría durante toda la semana del treking.

Al terminar éste, el viaje se completó con otro día en Marrakech y con un viaje de seis días hacia el sur, hasta alcanzar el oasis de Merzuga. 

Las dunas del desierto y la excursión en camello para dormir en el oasis de Erg Chebbi fueron un digno colofón a una primera experiencia muy positiva.
 

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