11 de diciembre de 2014

Ya en casa

Esta vez os saludo desde casa, donde llegamos hace tres días, después de un viaje sin incidencias dignas de mención, que comenzó el sábado 6 de diciembre a las 6 y media de la mañana en Plaza de Mulas.

 ESaliendo de Plaza de Mulas a la primera hora de la mañana

Bajamos andando hasta Confluencia, y desde allí a la entrada del Parque, en la carretera. Fue un trayecto fatigoso, pues la Playa Ancha se hace muy larga (y eso que teníamos el viento de espaldas, si hubiera soplado de frente habría sido mucho peor). Procuramos ir rápidos para coger el autobús de las 5 de la tarde a Mendoza. 
 
La Playa Ancha, camino de Confluencia

 
 El Aconcagua se despide en la distancia

Todo salió bien y conseguimos nuestro objetivo, con lo que por la noche, tras pelearnos con los taxistas que no querían llevarnos al hotel por nuestro gran volumen de equipaje, estábamos ya en disposición de ducharnos e ir a cenar una magnífico bife de chorizo regado con cerveza Andes y vino malbec de Mendoza. Una gozada.

La mañana siguiente la dedicamos a conseguir hacer los petates con el equipaje, que sorprendentemente (pese a haber consumido comida) ocupaba más que en el viaje de ida (gracias a las aportaciones de Alicia, Amparo y Mere). Finalmente los 8 bultos y 4 mochilas de mano quedaron listos y pudimos salir a hacer algunas compras (pocas, pues era domingo): materas, hierba de mate, dulce de leche... Y finalmente una nueva comida de carne deliciosa: ojo de bife a la riojana y parrillada Don Sancho (con más vino malbec, naturalmente). 

 
 
Disfrutando de la gastronomía argentina

Lo de después no tiene historia, en autobus al aeropuerto, vuelo a Buenos Aires, y de allí a Madrid, para finalmente recoger nuestro coche y viajar a Valencia, donde llegamos sobre las nueve de la noche. Ningún problema con el equipaje (incluso los trabajadores del aeropuerto de Mendoza decidieron que lo que llevábamos de más, 4 bultos de unos 20 kilos, era "material deportivo", y como tal no pagaba sobrepeso, con lo que nos ahorramos pagar por ello como pensábamos. Una última amabilidad de los argentinos para con nosotros).

 Nuestro equipaje preparado en el hall del hotel

Y ya estábamos en casa para descansar y para ir procesando la intensa experiencia que acabábamos de terminar de vivir.

Muchas gracias a todos por vuestro interés y por habernos seguido en nuestra aventura. Hasta la próxima...

¡Ah! ¡Por cierto! Como desde Plaza de Mulas pudimos poner pocas fotos por la lentitud de la conexión y el elevado precio de ésta, ahora he completado todas las crónicas anteriores añadiendo las fotos que nos habría gustado poner, que ilustran mejor nuestra actividad. Si os interesa, os invito a volver a mirar las cinco crónicas para que podáis verlas.

Un abrazo

Miguel (y Mar, Alex y Miguelo)

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