Participar en carreras por montaña se ha convertido en la
actividad que probablemente más hemos hecho en el último año. Alguna vez, a lo
largo de los años, ya había participado en alguna, pero había sido de forma
esporádica y sin una motivación en sí misma: era la continuidad lógica tras
años de utilizar la carrera como forma de entrenar para ir a la montaña. Pero
allá por el otoño de 2012 fuimos con Berta y Rober a ver la presentación de una
película sobre la Ultra Trail del Mont Blanc que proyectaba en el Politécnico
uno de sus amigos de escalada que había participado en la carrera en su edición
de 2011. Y allí se empezó a encender el reto, pese a que parecía imposible, más
de 150 kilómetros, casi 10.000 metros de desnivel positivo... ¡qué barbaridad!
Aparentemente estaba fuera de lógica pensarlo, pero poco a poco la idea se fue
filtrando, ¿no podría yo algún día participar en ella?
Al cabo de unos meses ya había pasado a estudiar mecanismos
de inscripción, posibilidades, exigencias a cumplir... Y por si fuera poco para
que la idea se hiciera presente, para ese verano decidimos programar como
actividad del verano el hacer a pie la Vuelta al Mont Blanc. Hacer la Ultra
completa por el momento no era planteable, pero una de las carreras más cortas
(por ejemplo la CCC, Course Courmouyer-Chamonix) sí podría ser posible.
Durante el verano, dos carreras dieron la puntuación
necesaria para la inscripción, la maratón de Javalambre y la Long Trail
Guara-Somontano, y finalmente a principios de enero de 2014 estaba esperando
ansiosamente el resultado del sorteo para la CCC de este año. No hubo suerte. Además
la decepción fue doble, pues al cabo de unas horas de saberlo y cuando empezaba
a hacerme a la idea, me di cuenta de que podía transformar la inscripción para
la TDS (Sur les Traces des Ducs de Savoie). Esta es otra carrera en principio menos
solicitada en el mismo escenario, pero cuando fui a hacerla, el cupo también se
había completado. Inevitablemente tocaba esperar un año.
Con Alejandro y Rober en la
Maratón de Javalambre 2013
En la UTGS 2013
Pero rápidamente, como objetivo alternativo, el recuerdo reciente de la Long Trail Guara-Somontano me hizo pensar en correr la prueba larga, la Ultra Trail Guara-Somontano. Una cuidadosa búsqueda de carreras a lo largo del año me hizo completar una planificación aparentemente buena:
- febrero: Maratón de Espadán
- abril: Maratón de montaña de Valencia
- mayo: Marato i Mitga, Castellón-Penyagolosa
- junio: Trail Els Bastions en Nuria
- julio: Vuelta al Aneto
- septiembre: Maratón de Javalambre.
- julio: Vuelta al Aneto
- septiembre: Maratón de Javalambre.
Y poco a poco se ha ido desarrollando el plan, con bastantes carreras más cortas intercaladas, muchas de ellas de la Liga de Carreras por Montaña de la Serranía de Valencia: Sierra de Chiva, Serra Perentxisa, Serra Coto, Tuéjar, Alcublas, Albentosa, Alpuente...
Durante estos meses además, otros se han ido incorporando al
proceso. Primero fue Alicia que se apuntó a Guara en su prueba de 37
kilómetros, y que como preparación ha venido a hacer las pruebas cortas de
varias citas: Tuéjar, Benasque, Albentosa, Alpuente... Luego Miguelo, que ha
cogido con gran entusiasmo el tema, y finalmente Alejandro. Los dos correrán
también la Trail en Alquézar. Mientras tanto Berta y Rober, recién
llegados a Nueva Zelanda, quizás algo picados
a distancia, han empezado a salir a correr por parajes fantásticos en aquellas
tierras.
LA ULTRA TRAIL GUARA-SOMONTANO
La preparación ha sido un proceso largo, con menos
kilómetros de entrenamiento de los que muchos probablemente considerarían
aconsejables, pero que creo que me ha enseñado mucho, y que me permite tener
esperanzas de poder culminar el reto.
Ha habido días buenos y otros peores. Me he dado grandes
palizas y probablemente he conseguido una condición física que me da
posibilidades de lograrlo. No sé si estoy plenamente satisfecho de como ha ido
todo, pero considero que lo que he logrado no está mal, y ahora ya no puedo
cambiar nada.
Faltan unos días para el momento e que culminará el proceso,
y ahora predomina la preocupación y el nerviosismo. Están preparadas las
facetas logísticas del viaje y la estancia. He revisado el recorrido y me he
planteado qué estrategia voy a intentar desarrollar, he calculado repetidamente
tiempos posibles de paso, cuando se hará de noche, y dónde puedo estar en ese
momento, qué trozo tendré que hacer de noche, he comprobado que la luna estará
casi llena..., y he pensado repetidamente qué pretendo con todo esto y si tiene
realmente algún sentido. Muchos (mi madre, mi hermano, amigos, compañeros de
trabajo...) piensan que estoy mal de la cabeza y me repiten que no fuerce y que
tenga cuidado. Soy plenamente consciente de que edad tengo, pero también creo
que conozco mis capacidades y que puedo gestionarlas de forma prudente. Si
luego puedo terminar o no, eso es otro tema, y el asumir ciertos riesgos, físicos
y de posible sufrimiento, forma parte de mi forma de entender todos esto.
Dentro de unos días podré contaros cómo ha sido la experiencia,
y también cómo les ha ido a Alicia, Miguelo y Alex, y a nuestros amigos que van
a venir a correr con nosotros (Marian, Fernando y Quique)
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